El Proyecto de transparencia de la basura electrónica de la Basilea Action Network (BAN) con el apoyo del MIT muestra que alrededor del 40% de los residuos electrónicos desechados acabó en sitios muy lejanos, luego de haber pasado por las manos de “supuestas” empresas de reciclado, sin haber sufrido prácticamente modificaciones.