Pongamos los datos: las violaciones han subido un 38%, el 97,9% las cometen hombres, y han aumentado un 58% entre los jóvenes. No violan por biología ni deseo sexual. Violan por poder. Por eso no todos los hombres violan. Ni violan solo los que no tienen pareja ni violan solo los que tienen alta la testosterona. Agredir es, desde hace siglos, la forma de sumisión más efectiva. Y en las mujeres, la agresión sexual es la base de la máxima humillación. Si se agrede además con golpes y palizas, refuerza ese interés.