Más allá del emocionante reencuentro entre los integrantes de Parchís esta obra, de dos horas, no enfoca nada bien las tesis que explora. El documental de Parchís abarca mucho pero aprieta poco. Intenta hacer creer que va a desvelar los lados oscuros nunca contados de la vida de estos niños y, al final, el visionado deja al espectador con una experiencia a medias. Y, por cierto, no existe lo que ha servido de exagerado cebo para vender el documental. Ni drogas, ni desfase, ni secuestros.