Se empieza a conocer que el rey Felipe VI sufre dos enfermedades raras de las que nunca se ha dado explicación: onicofagia y narcolepsia, es decir, hábito de comerse las uñas y sueño. "Era un niño malcriado, flojo en sus estudios, con faltas de asistencia y puntualidad y déspota. Con un grave problema añadido: el sueño. Su pubertad le provocaba cierta vagancia, somnolencia y falta de interés general. Se quedaba dormido hasta de pie. Si estaba sentado, Felipe se dormía. Padece narcolepsia".