Lo que ocurrió ayer en el Capitolio fue más vistoso, pero no muy distinto a lo que sucedió en septiembre de 2019, cuando varios cientos de tarados se presentaron en el desierto de Nevada para tratar de asaltar la base militar llamada Área 51, al considerar que el Gobierno de Estados Unidos había ocultado a la Humanidad información muy relevante sobre las criaturas extraterrestres. No quedaron en el centro de Los Ángeles, sino en mitad de un secarral al que se accede por caminos de tierra. Hay que tener voluntad, o no estar muy bien de la cabeza