Nunca habíamos asistido a un proceso de dimisión de un ministro tan descarnado como éste, tan visible ante la opinión pública.Su labor al frente del ministerio en estos cuatro años ha sido muy crítica: el alto precio de los carburantes pese a la bajada del precio del petróleo, las autorizaciones a las prospecciones petrolíferas en Baleares y Canarias o el bochornoso caso Castor. El conflicto con la gestión del almacen nuclear de Villar de Cañas no ha sido tampoco un éxito. Y los consumidores pagamos la luz hoy un 10% más cara que cuando llegó.