Cosas como la acontecida hoy en la Audiencia Nacional son tan trascendentes que hace falta tomar perspectiva y leerlas con la lupa de la Historia. Ciertamente los tiempos cambian en el mundo, y cada vez más rápido, pero el reloj apenas se mueve en España, patéticamente fosilizada. El pulso catalán ha desnudado al Estado al completo, ha dejado al aire todas sus tripas y sus vergüenzas: no solo son su monarquía autoritaria, su gobierno incapaz o sus tribunales títeres, son también sus izquierdas autocensuradas, sus medios hooligans sin excepción,