Rita Barberá es ahora mismo el símbolo de un país. Sería lógico que la hubieran echado fulminantemente hace mucho tiempo por su presunta corrupción, pero no. Rita ha ido ganando tiempo,como Rajoy,hasta el punto de que en España ya no sabemos quién lleva la iniciativa: si el presidente o los presuntos corruptos.La exalcaldesa de Valencia vale más por lo que calla que por lo que habla,así que Mariano Rajoy intenta gestionar este asunto con mimo. No vaya a ser que le estalle.¿qué debe hacer el presidente del gobierno que la blindó en el Senado..