Cada vez son menos las mujeres embarazadas en la región que pasan por la amniocentesis para identificar durante la gestación si el feto presenta anomalías cromosómicas, como Síndrome de Down o de Edwards. Esta prueba invasiva, que se realiza mediante la punción a través del abdomen, implica un riesgo de aborto. Por eso, desde el 2010 la Consejería de Sanidad implantó el Programa de Detección de Anomalías Cromosómicas, que busca estrategias alternativas a la amniocentesis.