A 15 años del predominio de los gobiernos progresistas en el sur de América, las conclusiones parecen evidentes. La izquierda aprovechó el momento de mayor bonanza que tuvo la región para marcar el terreno y mostrar sus resultados: líderes con ansia reeleccionista, actuaciones autoritarias, abundantes escándalos de corrupción, cercenamiento de la libertad de prensa y cierre de medios de comunicación, situaciones económicas complicadas cuando no caóticas como el caso de Venezuela, y un discurso deteriorado, empobrecido y sin expectativa de reori