Las clases sociales más humildes están recibiendo continuamente estímulos desmotivadores para mantenerlas en la ignorancia de sus auténticas posibilidades. Cuando una persona deja de creer en su potencial, es fácil perder el respeto por uno mismo. De ahí a que deje de aspirar a determinados bienes y servicios, a que deje de ampliar sus conocimientos para mejorar sus aptitudes físicas y mentales, sólo hay un paso muy pequeño.Mientras, sin esfuerzo, quienes gestionan las reglas del juego se apoderan de la mentalidad "ganadora".