La primera carrera importante del calendario será la Milán-Sanremo, dentro de poco más de diez días. La Sanremo es sinónimo de estabilidad y permanencia en el tiempo, pero también es la prueba más sometida a presiones de intereses y gente que quiere transcender a base de destrozarla: recuerden el caso de aquel desgraciado de Acquarone, la edición 2013 llevada a cabo porque le dio la gana, su desenlace, y lo que intentó también metiendo la malhadada Pompeiana, felizmente abortada cuando fue despedido por inútil.