El casero la habría sometido a abusos y agresiones sexuales, que ella nunca se atrevió a denunciar por temor a perder un lugar donde vivir con su hija y a que la niña tuviese que renunciar a su entorno escolar, una vez que había logrado su escolarización. De hecho, el ahora detenido se habría valido de la vulnerabilidad de la mujer, migrante en situación precaria, sola y con una hija, para precisamente cometer las agresiones sexuales desde la impunidad. Junto a ella, La dejó inconsciente con una bombona de la que emanaba abundante gas.