Trabaja en Renfe y en sus ratos libres se dedica a la usura. Es decir, que presta dinero, bajo unas condiciones leoninas y difíciles de cumplir a desesperados a los que los bancos no dan créditos y acaba quedándose en muchos de los casos con las propiedades de los incautos que firman con él. Gómez Montoya le hizo saber que le debía 65.530,78 euros por intereses de demora, más 77.100 del préstamo, más 23.130 por las costas, ya que el prestamista había iniciado la reclamación judicial de la deuda. En total, Gómez Montoya exigía 165.760,78 euros.