Cada 8M, centenares de tertulias y artículos hablan del feminismo como ese espacio donde todo cabe, porque no es un manual ni un catecismo. De ahí que en los últimos años hayamos visto desde ropa feminista hasta hipotecas feministas, como si fuera un concepto que se pega a todo para quedar bien. He dicho muchas veces que si feminismo es todo, feminismo es nada. Y el problema ya no es tanto la camiseta o la hipoteca feminista, sino cuando se dicen como feministas planteamientos que atacan derechos de las mujeres. Y, por lo tanto, machistas.