La prostitución es sinónimo de esclavitud sexual. Y es que, sin importar el lugar en el que se produzca, el destrozo que causa en los cuerpos y las vidas de las menores y las mujeres obligadas a venderse como esclavas sexuales es idéntico. La solución, tal y como destacan multitud de voces expertas, es abolirla y señalar a quienes causan tal destrucción. Cuando la necesidad aprieta, la desigualdad se abre paso y ahoga a las mujeres, con una soga sostenida por la mano cómplice de la sociedad, a través de la prostitución.