En 2010, coincidiendo con la llega al poder de Víctor Orbán, la economía seguía sin recuperarse y apenas crecía un 0,7%. Bajo el mandato del controvertido dirigente conservador, el PIB experimentó inicialmente algunos vaivenes, creciendo un 1,7% en 2011 y cayendo un 1,6% en 2012. Sin embargo, el ritmo de la economía empezó a despegar en 2013, con un repunte del 2,1% que sirvió como preludio al 4,2% de 2014. En 2015 y 2016, la tasa de aumento del PIB fue del 3,4% y el 2,2%, mientras que en 2017 se dio un avance del 4%.