Durante el año 2017 más de 300 personas defensoras de los derechos humanos fueron asesinadas por realizar esta labor. Casi el 70 % de ellas defendían la tierra, el territorio y el medio ambiente, tal y como señala el último informe de Front Line Defenders. Pero los asesinatos son solo la punta del iceberg de un patrón sistemático para acallar a quienes se enfrentan a los intereses corporativos, que incluyen amenazas, hostigamiento y detenciones, entre otras agresiones físicas, legales y sociales.