Durante el interrogatorio, el hombre ha relatado que cuando sucedieron los hechos trabajaba de pintor, pero llevaba dos semanas contratado para el hospedaje de un municipio costero cántabro en el que se alojaban madre e hija durante sus vacaciones, donde daba masajes "esporádicamente", solo uno hasta ese día. La progenitora había contratado la jornada anterior ese servicio, que prestó junto a otro compañero. Según la versión del enjuiciado, fue la chica quien decidió que él se lo diera a ella, a lo que accedió a pesar de su edad.