A mediados de junio, tuve una conversación informal con dos personas de la confianza de Pedro Sánchez. Acababan de celebrarse las elecciones europeas y estaban eufóricos. En un momento dado, les pregunté si ya tenían claro quiénes iban a ser los ministros, convencido de que habría gobierno de coalición con Unidas Podemos. Se miraron, sonrieron y me dijeron que por qué estaba tan seguro de que iba a haber gobierno. En un primer momento, pensé que me estaban vacilando, que estaban de cachondeo. Pero no, insistieron en la idea.