El número de peces que matamos cada año es mayor que el de las estrellas que conforman nuestra galaxia. Entre mil y tres mil billones de estos seres sintientes e inteligentes mueren en unas condiciones terribles. También es el caso de cientos de billones de cefalópodos, pulpos, calamares, sepias e innumerables crustáceos, langostas, cangrejos y gambas. Esto no nos incita ni curiosidad ni compasión. No pensamos acerca de sus experiencias ni nos preguntamos cómo son sus vidas. Ignoramos su sufrimiento y los consideramos meros recursos.