Para que el público no se aburra mucho, el juicio contra los cinco jóvenes sevillanos que violaron a una muchacha durante las fiestas de San Fermín está resultando casi tan divertido como la propia violación. Porque, según el testimonio de estos cinco machotes, mientras iban follando uno detrás de otro en un portal, la chica se lo estaba pasando pipa; ahora son ellos quienes también deben de estar disfrutando de lo lindo, aunque no tanto como sus abogados.