Trabajar 8 horas al día, 40 horas a la semana, 5 días de lunes a viernes. Cualquier trabajador relacionará este juego de números con la jornada laboral clásica, sus hábitos de trabajo, obligaciones, tiempo libre y descanso. O lo quizá se vea como un sueño, porque a fin de cuentas son muchos los empleos que exigen también trabajar algún día los fines de semana, estirar esa jornada laboral con varias horas extra o asumir que el próximo día festivo tocará trabajar aunque sea un rato para cerrar algunos asuntos.