Desde 1936 hasta finales de 1990, que se tenga constancia, en el Estado español se produjo la desaparición forzada y sistemática de niñas y niños en cárceles, maternidades y hospitales para ser dados a familias adeptas al régimen y ‘de bien’. El Estado y la santa Iglesia católica, apostólica y romana, brazos ejecutores (o si la Audiencia Nacional prefiere, presuntos siempre), se yerguen y saben impunes. Siempre lo fueron. La cuestión es hasta cuándo.