Con su acidez habitual señala que a partir de la abdicación del rey Juan Carlos se acabaron todos los problemas en su país. "A partir de ahora no va a haber corrupción ni injusticias, ni pobreza. Nos dejarán llevar los calzoncillos por fuera, usaremos las zungas para soplarnos las narices, y el ejército fundirá su armamento para hacer casitas de aluminio. Los curas ya no les meterán mano a los niños, y todo el mundo será feliz. Les pido a los inmigrantes del mundo, a los ciudadanos que tengan problemas en esta época, que se vengan a España".