Carl Hill, de la empresa Feeling Gloomy, creó el sistema speed hating (odios rápidos). El invento nació en Londres, pero doce años después se ha expandido. Ha funcionado tres años en Berlín y en Nueva York van ya por el octavo aniversario. La idea es sencilla. Un encuentro de solteros y solteras, unos frente a otros, en rondas de tres minutos en las que el objetivo es odiar. A través de la crítica y del despotrique, cuenta Hill, se genera una relajación que aporta una mayor fluidez a las conversaciones.