En las paredes del Barranco de los Encantados, protegido como Bien de Interés Cultural (BIC), los nombres y las fechas grabadas por los visitantes de este espacio de altísimo valor de Fuerteventura, se cuentan por decenas. A Teo, Noa, Jason, David o Laura, por ejemplo, les debió de parecer buena idea dejar marcados sus nombres en una zona paleontológica que los estudios apuntan a que se originó en el Pleistoceno medio.