Si en Moncloa analizan cómo les ha ido la guerra de memes, no debieran estar precisamente contentos; cuando se compara ampliamente el nombramiento de un gobierno con el Sorteo de Navidad, algo no ha salido como estaba planeado. Los primeros nombramientos de Pedro Sánchez parecen orientarse más en la dirección de calmar a los mercados y a la derecha, buscando perfiles de gente de orden y guardianes de la ortodoxia. En cierta medida, repite el mismo error de la campaña de noviembre y da por supuesto el respaldo de la izquierda haga lo que haga.