El Deutsche Bank protagonizó el mayor susto bursátil de este año en febrero, cuando cundió el pánico a una quiebra al estilo de Lehman y los índices se hundieron a mínimos del ejercicio. Desde entonces, la entidad ha tomado medidas para dar muestras de fortaleza y las cosas se han tranquilizado, pero los analistas de Berenberg, un banco de inversión alemán muy antiguo, alertan de que el peligro no ha pasado. A su juicio, los problemas del Deutsche -derivados de su altísimo endeudamiento- "pueden ser insuperables".