Una playa cercana a la ciudad de Australia de Brisbane ha vivido esta semana un fenómeno conocido en la zona como "bloom" Este tipo de medusas, las demonimadas azules, son venenosas, pero en países como Japón son un auténtico manjar.

La afluencia de medusas a las costas mediterráneas en los últimos días ha hecho izar la bandera amarilla o roja en muchas playas del Mediterráneo, sobre todo en Cataluña,Baleares y Murcia. La bióloga marina del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC de Barcelona, Verónica Fuentes, niega que el calor del verano provoque una mayor presencia de estos animales en estas zonas y afirma que es una consecuencia de las corrientes marinas o de los vientos.

Las condiciones climáticas son favorables para que haya más medusas en el Mediterráneo. La medusa pelagia noctiluca y la carabela portuguesa son las más peligrosas que podemos encontrarnos en las costas españolas. Una especie de medusa del Indo-Pacífico y muy urticante, la Rhopilema nomádica, llegó el verano pasado a las costas de Israel.

La presencia, cada vez más masiva, de medusas en nuestras costas no es un problema menor, y no sólo por las molestias que pueden ocasionar a los bañistas. Son más devastadores sus efectos, por ejemplo, sobre la pesca.Las medusas comen lo mismo que los peces pequeños (zooplancton), y también se comen las larvas y juveniles de los peces. Para combatir la proliferación de medusas hay que actuar sobre tierra reduciendo el uso de fertilizantes en la agricultura e implantando sistemas de reducción de fósforo en las depuradoras.

La nadadora australiana afrontó en solitario y sin asistencia cerca de 127 kilómetros entre las islas de Eleuthera y Nassau para batir un récord mundial. Su aventura se prolongó durante 42 horas y en las últimas 13 recibió numerosas picaduras de entre 10 y 12 medusas en brazos, piernas, hombros y axilas.

Las medusas peine, o ctenóforos, se impulsan alrededor de los océanos usando pelos especializados, alimentándose de pequeñas presas con sus tentáculos pegajosos. "Son como alienígenas que han venido a la Tierra", dice Leonid Moroz, un neurocientífico de la Universidad de Florida en St. Augustine . El genoma de la grosella espinosa del Pacífico (Pleurobrachia bachei), que Moroz y su equipo describen en Nature, se suma al misterio de los ctenóforos.

La osadía del Primer Ministro inglés le costó una picadura en el brazo. El incidente no ha ido más allá y según confirma Downing Street no necesita tratamiento. Alan Lambert, de Norwich, contó al diario ‘Daily mirror’ que uno de los remedios más comunes para las picaduras de medusas es orinar sobre el área afectada. "Seguro que habría muchos voluntarios para administrarle el tratamiento si lo necesita", comentó Lambert divertido.