En el proceso final para la elección del nuevo secretario general de la ONU, había diez candidatos, de los que cinco eran mujeres. Antes de examinar sus posibilidades, era justo comprobar sus credenciales políticas. Entre las mujeres, las había con experiencia en instituciones internacionales: Irina Bokova, directora general de la Unesco; Kristalina Georgieva, dos veces comisaria europea; Susana Malcorra, exsubsecretaria general de la ONU; y Helen Clark, administradora de UNDP, una agencia de la ONU, con rango de subsecretaria general.