El ataque aéreo israelí al campo de Rafah el pasado domingo dejó 45 personas muertas. Ese ataque, que causó un gran incendio en una zona de tiendas de campaña para personas desplazadas, dejó restos de munición grabados en el lugar al día siguiente, lo que permitió determinar, señalan las fuentes, que se trató de pedazos de una GBU-39, una bomba diseñada y fabricada en Estados Unidos.