En los 90, el espía surcoreano Park Chae-seo arriesgó su vida al ir a Pyongyang y reunirse con el liderazgo norcoreano, incluido el líder supremo Kim Jong-il. Pero tras un escándalo político en Corea del Sur su identidad fue revelada y lo acusaron de ser un doble agente. Park contó que, aparte de Kim Jong-il, Jang fue el funcionario norcoreano de más alto nivel con el que se reunió, y que ambos se veían frecuentemente en Beijing. Garantizar una reunión es una cosa, pero ganar su confianza era otra.