Rocco Sollecito era el último de los grandes mafiosos del Canadá, probablemente el número 1. Lo fue hasta que el pasado 28 de mayo, cuando la policía descubrió su cadáver en el interior del todoterreno de lujo que conducía. El vehículo había sido acribillado apenas a un puñado de metros de distancia de la comisaría de Laval, una población enclavada al norte de Canadá. En realidad, el siniestro hallazgo es tan solo el último de una infatigable cadena de ajustes de cuentas entre bandas rivales en la ciudad canadiense, un lugar en el que la mafia