Virginia Oliver comenzó a pescar langostas en la costa rocosa de Maine (Estados Unidos) cuando tenía 8 años, y desde entonces no ha dejado de hacerlo. A día de hoy, a sus 101 años, se sube al barco que perteneció a su difunto esposo, y que lleva su nombre, para seguir trabajando mano a mano con su hijo Max, de 78 años. Virginia mide las langostas, conduce el barco y hace cualquier otra actividad necesaria para la pesca. Su jornada empieza tan pronto como las 3:30 horas de la madrugada, pero nunca le falta energía.