Mientras que se reducen grupos en la escuela pública, mientras que muchos centros necesitan inversión y mantienen aulas prefabricadas, mientras se desatienden la enseñanza 0 a 3, los comedores escolares y otras muchas necesidades, las administraciones establecen políticas educativas que van en claro detrimento de la educación pública, favoreciendo a los centros privados concertados, en su mayoría pertenecientes a órdenes religiosas católicas.