Los mismos que piden igualdad de oportunidades y dicen preocuparse por la pobreza en el mundo boicotean la principal herramienta de progreso con la que cuentan los países atrasados: el comercio internacional. Las exportaciones permiten a los países pobres aprovechar economías de escala, acceder a mercados mucho más vastos y conseguir las divisas necesarias para importar, por ejemplo, tecnología y medicamentos. El "compra local", por tanto, bloquea la salida del subdesarrollo.