Hay una convocatoria en redes para que mañana suene el último aplauso que pretende un final digno del homenaje diario. Cada quien sabrá qué le mueve a romperse las manos, o a no hacerlo, por quienes se las están dando a los nuestros hasta el último minuto. Yo lo tengo tan meridianamente claro como el 14 de marzo. Ojalá se oiga alto y claro el aplauso, pero que no tape la voz de los sanitarios que nos piden responsabilidad para no desandar el camino, ni la que reivindica dignidad en sus contratos y en sus condiciones laborales. No son héroes ni