La tragedia que vivió la familia de Rocío, la joven sevillana que murió decapitada por un ascensor del hospital Nuestra Señora de Valme de la capital hispalense cuando acababa de dar a luz, tuvo su preludio cuatro años antes. En julio de 2013, David Jiménez fue golpeado por ese mismo elevador con tal virulencia que sigue de baja laboral. Este albañil, que en el momento del suceso tenía 38 años, sigue sufriendo las consecuencias del golpe, especialmente en su pierna. "Ya no soy el mismo", se lamenta.