En su artículo, lo explicó con estas palabras: “Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeras, víboras, hienas. Bestias con forma humana, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con verdín, contra todo lo que representa la lengua”. “Están aquí, entre nosotros”, añadió, “les repugna cualquier expresión de catalanidad", "Hay alguna cosa freudiana en en estas bestias. O un pequeño estremecimiento en su cadena de ADN."