Invaden sus territorios, atacan sus aldeas, les amenazan de muerte y si no se rinden, los matan, como al cacique Francisco de Souza Pereira, el pasado 27 de febrero en Manaus, acribillado a tiros en su casa, delante de su mujer y su hijo. Las comunidades indígenas brasileñas, los pueblos originarios, que ya arrastraban un enorme desgaste en las últimas décadas, no aguantan más.