Nadie sabe realmente por qué a los corruptos se les llama chorizos, aunque quizás aluda a los robachorizos en pueblos y aldeas donde en casi todas las casas se sacrificaban cerdos y se elaboraban chorizos que se secaban al aire libre y eran muy fáciles de hurtar. En el caso de los corruptos españoles debemos establecer varias medidas. No todos los chorizos son iguales en longitud y grosor, por lo que existen choricillos, pequeños y cortos que aspiran a alcanzar el tamaño medio, los más comunes, y éstos, que desean convertirse en chorizazos.