El otro día necesité los servicios de un cerrajero porque, por desgracia, perdí las llaves de casa por la calle. El caso es que me sentía un tanto reticente a llamar a un cerrajero porque conozco las historias de los servicios que ofrecen y sus precios, pero no podía hacer otra cosa. Así que llamé y vino un hombre, muy amable, que me ayudó en todo momento y me dijo lo que costaría antes de hacer las cosas. Muy contento con el resultado, oiga.