Así lucía la vieja prensa. Completamente ajena a los cuerpos de seguridad pública, oye...
En un destacado de un artículo de El Mundo sobre China se asegura que los gobiernos locales chinos tienen una deuda acumulada de 5.000 millones de euros. Teniendo en cuenta el tamaño de la economía china, esa cifra de deuda es ridícula, hasta lo sería como deuda de una CCAA española. Si luego miramos en el texto, especifican que se trata de 40,6 billones de yuanes, pero la cuestión es que eso no equivale a 5.000 millones de euros, equivale a 5 billones de euros. Estamos ante un nuevo caso de confusión entre los términos trillion, billion y billón, como puede comprobarse si accedemos a una fuente china del dato:
En efecto, la deuda es de 40,6 trillion de yuanes que equivalen a los billones españoles, pero luego en el texto han considerado de forma errónea esos billones españoles como si fueran billion. Luego el dato correcto convertido en euros es de una deuda de 5 billones de euros.
Todos sabemos que España lleva ya varios meses (o más bien años) siendo el país con más paro de la UE e incluso de los países con más paro de la OCDE (si no el que más, ahora no recuerdo).
Ahora, me he cruzado con una página que muestra más o menos de modo "sencillo" y muy gráfico esta situación, a partir de la información de Eurostat. Ya lo compartí para diciembre también de la misma fuente, pero considero que no está de más "recordar" esta situación que no me parece positiva en absoluto y que personalmente creo que es anómala a más no poder.
Este es el envío en cuestión, que lo mando en formato Twitter porque la web facilita también ver la noticia a través de su interfaz (cosa que yo mismo agradezco) :
www.meneame.net/story/tasa-desempleo-ue-enero-2024
En el primer comentario de ese envío, para ayudar un poco más en la visualización de la información, comparto un pantallazo del tweet:
Entonces, hoy se han dado los datos del desempleo en España. Datos "positivos", sin duda, ya que hace años que no tenemos esas estadísticas de desempleo. Sólo durante el 2008, cuándo las alarmas estaban ya sonando fuertemente por aquellos años del gobierno de turno. Sólo que ahora al revés, cifras de desempleo en sentido descente.
Repito, son buenos datos.
Pero claro, aún no considero un "buen dato" el ser el país de la UE con más desempleo del país. Y mucho menos si los aumentos de empleo que estamos viviendo están siendo liderados por la hostelería. Eso ya nos debería indicar información que conocemos de tiempos pasados, y que no nos ayudaron a conseguir una economía realmente estable en momentos más críticos a nivel global.
De acuerdo, pues publico este tweet, como muchos otros usuarios pudieran hacer también.
Pues la primera reacción es la de "(des)calificarme". Que si "Genova 13", que si "kamarada", que si "argumentario", que me vaya a no sé dónde...
Yo entiendo que aquí se entre a buscar la trifulca, sobre todo cuando el personal pudiera sentirse sensiblemente afectado por temas partidistas, es algo que se ve que ocurre en esta web. Lo acepto, y asumo esta realidad.
Pero que por querer compartir un dato que considero necesario tener en cuenta por aquí, y que además muestra una realidad ineludible, como la que los usuarios @gaddlim y @angelitoMagno bien han resumido en sus comentarios en ese envío (soy consciente que debo ser así de conciso y claro en mis mensajes para no aburrir al personal, disculpas por a veces meter tochazos), me empiecen a decir que si Genova 13 y no sé qué hostias, pues no lo veo muy coherente. Sin duda, totalmente fuera de lugar.
Yo creo que lo cortés no quita lo valiente, y muchos, antes de publicar un comentario, probablemente deberían considerar esta actitud.
Seguramente lograrán "atraer" a más gente y "convencer" más de esa manera que de la otra que a la están acostumbrados.
"Curiosa" la reacción, como aludo en el titular.
La Guerra Civil de los Estados Unidos II: El nacimiento de una nación
Ya hemos comentado cómo fue el tortuoso camino que llevó al día 12 de abril de 1861, en el que el recién creado Gobierno Confederado ordenó abrir fuego contra Fort Sumter, dando así comienzo a la guerra de secesión. Tradicionalmente se ha utilizado la esclavitud como causa de esta guerra. Pero la realidad es que los motivos reales del conflicto hunden sus raíces en otro sitio. Norte y sur tenían dos ritmos completamente distintos de desarrollo económico, esto les llevaba a plantearse dos necesidades distintas: mientras el norte buscaba proteccionismo para su industria, menos competitiva que la inglesa, y garantizar una expansión del modelo norteño al oeste (tierra libre, trabajo libre, hombres libres), el sur de E.E.U.U. pretendía todo lo opuesto. Su modelo de plantaciones algodoneras requería de mano de obra esclava, y eran defensores del libre mercado (1). Asimismo, norte y sur también se diferenciaban en la concepción de la Unión; mientras el norte consideraba a la misma como indisoluble (una idea muy propia del nacionalismo), el sur la veía como una coalición de estados que podía disolverse cuando los intereses individuales de estos lo requiriese. La abolición de la esclavitud es más una consecuencia del conflicto que una causa.
Con todo, se podría todavía argumentar que la esclavitud era el gran problema central, dado que, especialmente para el sur, estaba en el foco de todos sus movimientos políticos y, en el norte, se había convertido también en un arma arrojadiza que les permitía situarse en una posición moralmente superior. Durante la guerra, como veremos a continuación, se dio un cierto fervor abolicionista en las élites del norte, pero entonces, tras el conflicto, llegó la reconstrucción y es en ese momento dónde realmente vemos hasta dónde llegaba, mayoritariamente, el interés del norte por la situación de los afroamericanos. Quisiera destacar, antes de entrar en materia, que este conflicto significa algo más que la abolición de la esclavitud, hecho importante aunque no se tradujera en medidas de igualdad reales. Si la Guerra de Independencia supuso la separación de las colonias de Gran Bretaña, la Guerra de Secesión supondrá el nacimiento de la nación estadounidense propiamente dicha.
En noviembre de 1860, con una participación del 81% del electorado (que no de la población, que es distinto), Lincoln obtuvo el 40% de los votos que, bien colocados en diferentes estados del norte, le proporcionaron una mayoría de 180 a 123 en el colegio electoral, siendo nombrado presidente. Ya antes de las elecciones pintaba mal la cosa para el sur: los republicanos eran los favoritos para ganar, y eligieron a Lincoln como candidato por su moderación, opuesto a la esclavitud pero no partidario de su abolición, abstemio pero opuesto a la prohibición del alcohol, etc. Su gran promesa era un ferrocarril transcontinental hacia el norte del Pacífico, la concesión de 100 acres de tierra a los colonos que se dirigieran al oeste y la oposición a la extensión de la esclavitud. Importante: se oponía a que los nuevos estados fueran esclavistas, no planteaba prohibir la institución allí dónde ya existía.
En el sur, el sentimiento era de pérdida de poder. Hasta ese momento habían mantenido un cierto control, gracias a su sobrerrepresentación, sobre la Unión, y esta victoria electoral la interpretaban como la culminación de una serie de agresiones por parte del norte durante las décadas previas. Antes de las elecciones, el gobierno de Carolina del Sur había amenazada con la secesión si un republicano negro (así llamaban a los que se oponían a la extensión de la esclavitud) como Lincoln ganaba. El mismo estado, en 1832 había amenazado con la secesión en contra de la anulación de un arancel, pero nadie les siguió. En 1850 también, en contra del compromiso de 1850, precisamente. Tampoco nadie les siguió. Esta vez, sería diferente.
Así pues, unas semanas más tarde, y citando a Thomas Jefferson y alegando que defendía sus derechos como estado frente a la agresión constante del norte, se separaron. El 20 de diciembre de 1860, con un solo voto en contra, Carolina del Sur ratificó el decreto que cortaba los lazos con la Unión. El 9 de enero de 1861 lo hacía Misisipi, el 10 Florida, el 11 Alabama. En Febrero, el día 1, los siete estados del sur profundo (desde Carolina del Sur hasta la frontera con Texas), se habían declarado independientes. El 8 de febrero se reunieron en Montgomery, Alabama, constituyeron un gobierno provisional, aprobaron una nueva Constitución que protegía, explícitamente, la esclavitud y salvaguardaba los derechos de los estados. Eligieron a Jefferson Davis como primer presidente, quién se había formado en West Point y había destacado como militar en la Guerra de México. Por su parte, en el alto sur, es decir, Carolina del Norte, Tennessee, Missouri, Arkansas y Virginia, la decisión se postergó: no parecían partidarios de la inmediata secesión. Existían aún simpatías por la Unión en muchos de estos estados. En Maryland ni siquiera se convocaron elecciones a una Convención y en Delaware la Legislatura votó en contra de la secesión.
Y mientras tanto, el gobierno federal no hizo nada. La administración de Buchanan estaba encantada de no comerse el marrón, y los republicanos aún no habían decidido qué hacer. Decíamos que Lincoln fue elegido por su moderación, y eso intentó. No quiso tomar una posición excesivamente confrontativa, pero tampoco renunciar a sus promesas y ceder ante el sur. Intentó asegurar al sur que no tenía intención de inmiscuirse indirecta o directamente en la esclavitud con el fin de evitar la violencia pero dejó claro que defendería la Unión.
En marzo de 1861 varios representantes confederados llegaron a Washington con el fin de negociar la evacuación de los fuertes e instalaciones federales. El gobierno de la Unión lo rechazó. A principios de abril, las provisiones de Fort Sumter, en Charleston, Carolina del Sur, escaseaban. Para la Confederación, Fort Sumter era un enclave con tropas extranjeras en su territorio, y no podía tolerarlo. Lincoln debía decidir qué hacer: si evacuaba el fuerte supondría reconocer a la Confederación, si lo reforzaba supondría una provocación. Decidió, nuevamente, el camino intermedio: enviar abastecimientos para mantener la guarnición y avisar al gobernador de Carolina del Sur. A las 4:30 de la madrugada del 12 de abril de 1861, las baterías de Charleston iniciaron el bombardeo de Fort Sumter. El 13 de abril, es decir, un día después de iniciado el asedio, el mayor Robert Anderson rindió la posición. El día 15, Lincoln llamó a filas. La guerra de secesión acababa de comenzar.
Los ocho estados del alto sur tuvieron que tomar partido, eran decisivos, pues suponían la mitad de la población del sur, dos tercios de la población blanca, tres cuartos de la capacidad industrial y tres quintas partes del ganado y cosechas. Su peso era muy significativo para la Confederación. Virginia se unió a los confederados, y ofreció Richmond como capital. Era el único estado capaz de producir artillería pesada y, además, aportó al mejor oficial del ejército de aquél momento, el general Robert E. Lee. Por cierto, Lee era contrario a la esclavitud pero en sus propias palabras “no podía levantar mi mano contra mi lugar de nacimiento, mi casa y mis hijos”, razón que le llevó a rechazar la oferta de dirigir las tropas de la Unión. El posicionamiento de Virginia arrastró a Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee, que en mayo y junio de 1861 se unieron con gran entusiasmo popular a la Confederación.
Sin embargo, los condados con pocos esclavos como West Virginia, East Tennessee, West y North Carolina y North Arkansas se opusieron. West Virginia, de hecho, logró integrarse como Estado por derecho propio en la Unión. East Tennessee no llegó a secesionarse, pero aportó nada menos que 30.000 hombres blancos al ejército de la Unión. Delaware, Maryland, Missouri y Kentucky, cuya proporción de esclavos era menor, mantuvieron su lealtad a la Unión, a costa de muchas divisiones internas. Pero es lógico que se posicionaran con el norte. Maryland, por ejemplo, dependía económicamente de los estados nordistas. En Delaware no hubo divisiones internas. Allí, salvo por un 2% de población esclava, podríamos hablar de un estado prácticamente nordista. En Missouri hubo una guerra civil entre partidarios de una Kansas libre y los de una Kansas esclavista (Kansas era el territorio vecino, recién adquirido), y en Kentucky, estado natal de Lincoln y de Davis, el conflicto fue mucho más fratricida que en ningún otro estado. La división del alto sur en los dos bandos caracterizó la guerra. Si como bloque hubieran escogido el norte, o el sur, todo habría sido distinto. Pero al dividirse, otorgaron al sur capacidad bélica pero, a su vez, una ventaja muy decisiva al norte.
Se ha considerado muchas veces que fue la Primera Guerra Moderna, supongo por el uso del telégrafo, de las primeras armas de repetición, etc. Pero la verdad, hay quien dice que fue la Guerra de Crimea, o la Primera Guerra Mundial, que introdujo aún más armamento. Pero hay tantísimas guerras, desde la antigüedad de hecho, que han implicado innovación que yo, personalmente, considero que se trata de una guerra propia de su época. Es cierto que está a medio camino entre la guerra de grandes ejércitos luchando en batallones de línea y la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial. Pero es la evolución lógica, consecuencia del progreso constante del armamento cada vez más mortífero. Es como ahora, la introducción de los drones está cambiando el paradigma del combate.
Desde un inicio, se planteó como una guerra corta con las perspectivas militares del XIX. Desde la batalla de Bull Run, en junio de 1861 hasta 1862, el conflicto fue evolucionando y en 1862 ya adopta los tintes de una guerra total. Hay quien considera que es precursora de las guerras totales. Pero de nuevo, yo discrepo. Las Guerras de Religión, por poner un ejemplo, ya fueron guerras totales. Una guerra total es un concepto acuñado en el siglo XX, y define un conflicto en el que ambos bandos llevan al límite todos sus recursos disponibles: humanos, militares, industriales, agrícolas, etc. con el fin de destruir totalmente la capacidad del rival. Las Guerras Púnicas, especialmente la segunda, son un buen ejemplo de ello.
Lo que sí es cierto es que esta guerra fue suficientemente novedosa como para que la experiencia de la Guerra de México no les sirviera de nada a ninguno de los dos bandos, pues no estaban realmente preparados para lo que se les venía encima. Para que se entienda, a comienzos de 1861 el ejército de Estados Unidos era pequeño, 16.000 hombres, con fusiles viejos de chispa. El general jefe, Winfield Scott, tenía setenta y cuatro años, sufría hidropesía y vértigo y se dormía en las reuniones. Carecían de estado mayor, de planes estratégicos y de programas de movilizaciones y sólo dos oficiales, mayores de setenta, con experiencia dirigiendo batallones en combate.
Los confederados reclutaron 100.000 voluntarios durante 12 meses (el alistamiento tenía una duración preestablecida), que se unieron a las milicias formando unidades conjuntas. Escogieron el gris cadete para el uniforme, pero los regimientos proporcionaban sus uniformes, sus caballos, e incluso, algunos, sus propias armas y esclavos para cocinar y lavar. A veces, los hombres ricos pagaban uniformes y equipo. Tras la caída de Fort Sumter, se enrolaron 60.000 hombres más. Desde el principio tuvieron problemas logísticos y de escasez, debido a la baja capacidad industrial y al rápido deterioro que sufrieron las líneas férreas. No podían reemplazar lo destruído. Tiendas, mantas, uniformes, zapatos, carros… incluso la comida: siempre escaseó. En 1861 reclutaron 400.000 hombres y tuvieron que rechazar 200.000 por falta de equipo.
Por su parte, la Unión contó con el poder naval, que se mantuvo mayoritariamente en el norte, aunque ⅓ de los oficiales se unieron a la Confederación. En cuanto a su ejército de tierra, el norte contaba con 2,5 veces más hombres blancos en edad militar disponibles. En abril de 1861 Lincoln reclutó 75.000 hombres. Al ver que la cosa se alargaba, reclutaron 42.000 más y 18.000 marineros. En julio de 1861 ya autorizaron 1.000.000 más por tres años (ya habían aceptado que la cosa iba para largo). A principios de 1862 ya se habían unido 700.000 hombres, cerca de 90.000 que se habían enrolado por 3 meses se reengancharon por 3 años. La financiación se hizo a través de asociaciones voluntarias y, también, por hombres ricos, lo que le dio al ejército del norte también una fisonomía variopinta de uniformes. Pero a finales de 1861, el departamento de guerra tomó la responsabilidad directa de alimentar, vestir (con su uniforme azulado) y armar a los soldados de la unión, para lo cuál tuvieron que combatir la corrupción.
Tanto en norte como en sur, los regimientos tenían una identidad muy propia al mantener una relación muy estrecha con sus propios estados y estar reclutados, mayoritariamente, en una misma ciudad, pueblo o condado (o por afinidad étnica). Esto les daba ánimos y subía la moral, pero cuando un regimiento era diezmado provocaba desgracias masivas en familias, barrios o pueblos enteros. Ambos ejércitos estaban muy politizados, la diferencia radicaba en que en el norte predominaban objetivos ideológicos abstractos mientras que en el sur se trataba de patriotismo y defensa de la familia. Sin embargo, ambos alegaban luchar por la libertad. Aunque en el norte se luchaba por la Unión, se extendió, durante la guerra, la idea de que no podría terminar el conflicto hasta que la esclavitud no fuera abolida. Como en la Guerra de Independencia (y en otros muchos conflictos), el ejército fue un motor de politización social.
En 1861 ambos bandos creían que sería un conflicto corto y sus objetivos eran limitados. Jefferson Davis dijo, tras la captura de Fort Sumter:
“No buscamos la conquista, ni el engrandecimiento. Todo lo que pedimos es que nos dejen solos”.
Pero la batalla de Bull Run, el 21 de julio de 1861, acabó con esas perspectivas. Ante la atenta mirada de cientos de civiles que fueron de picnic desde Washington (a 35-40km del campo de batalla), se libró un enfrentamiento con el que ambos bandos esperaban terminar la guerra. Dos ejércitos inexpertos liderados por dos ex compañeros de West Point (Irwin McDowell, de la Unión, y Pierre Gustave Beauegard, confederado), intentaron la misma estrategia: rodear y atacar por el flanco izquierdo. Los unionistas casi se imponen, pero los refuerzos confederados lograron hacerlos retroceder.
Como el sur no podía permitirse una guerra larga, intentó provocar varias derrotas significativas para obligar a Lincoln a desistir y para lograr el apoyo de Francia e Inglaterra. Su estrategia sólo podía ser defensiva. Por contra el norte adoptó la estrategia ofensiva, aunque al principio, limitada: defender Washington, bloquear navalmente el sur e invadirlo por las vías fluviales con el fin de dividirlo. Los generales norteños no eran suficientemente agresivos y no buscaban la destrucción total del enemigo, además pretendían esperar a que las fuerzas del norte estuvieran completamente listas. Tras Bull Run, algunos generales menos brillantes (en ese momento), sacaron lecciones distintas que las de los principales oficiales y elaboraron una estrategia distinta. Ulysses S. Grant sacó dos ideas: la primera: como ambos ejércitos eran inexpertos, no era necesario esperar a que el de la Unión estuviera listo, debían atacar ya; la segunda, no valía con derrotar al enemigo, había que destruirlo.
El primer destino de Ulysses S. Grant, que fue dónde se formó junto a Philip H. Sheridan y John Sherman, todos bajo el mando de John C. Frémont, fue Missouri. En la frontera del estado las lealtades estaban divididas: había una guerra civil interna agravada por el conflicto de Kansas, arrastrado desde 1854. La zona estaba plagada de guerrillas confederadas lideradas por jefes sanguinarios como William Clarke Quengtril o Bloody Bill Anderson. Frémont empezó una guerra total: estado marcial, pena de muerte a los guerrilleros, emancipación de esclavos y confiscación de propiedades a los confederados (ambas medidas revocadas por Lincoln). No se hacían prisioneros.
Hasta 1862 aún se creía en una victoria rápida de la Unión, dados los grandes avances del Norte. Grant penetró por el oeste, cayeron Nashville, New Orleans y Memphis y se había expulsado a los confederados de Missouri, Kentucky y Virginia Occidental. Pero en Shiloh, Grant ganó gracias a los refuerzos de Sherman, a un costo de 25.000 bajas, lo que supuso su retirada del mando, siendo Henry Haleck su sustituto. Éste no aprovechó la victoria para penetrar en el sur y ganar la guerra. La misma cautela se impuso en el este, George MacClellan, jefe de todos los ejércitos, esperó nueve meses preparando un ejército bien pertrechado para avanzar. En 1862 se plantó ante Richmond y la sitió con su ejército de Potomac. Pero Robert Lee, jefe de los ejércitos del norte de Virginia, contraatacó: rompió el cerco y avanzó hasta Maryland. Quería alcanzar una victoria sonada en territorio enemigo para obtener reconocimiento internacional, pero le frenaron en Antietam. La Unión tampoco aprovechó esa victoria. Sin embargo, Lee había logrado frenar los avances en este y oeste a finales de 1862.
La moral de la Unión era baja, y los demócratas del norte pedían una paz negociada. Pero los radicales, como Grant, decían que había que conquistar el sur por completo. Para empeorar las cosas, los abolicionistas intensificaron sus campañas en 1861 y 1862. Cabe destacar que, el racismo, en el Norte, estaba igualmente enraizado. Por ejemplo, en Nueva York, era necesario que un afroamericano tuviera propiedades por valor de doscientos cincuenta dólares para votar, mientras que un blanco no lo necesitaba. Wendell Phillips, un abogado abolicionista y proindígena de Boston muy crítico con Lincoln reconoció, y cito:
“Si bien no es abolicionista y apenas antiesclavista, el señor Lincoln acepta representar el ideal antiesclavista. Al igual que un peón, su fuerza reside en la posición que ocupe en el ajedrez [...].”
Los abolicionistas lograron que el Congreso aprobase la Ley de Confiscación, permitiendo liberar a los esclavos de los enemigos de la Unión, aunque generalmente no se aplicó y Lincoln no hizo mucho caso. En un intercambio de cartas con Horace Greeley, director del New York Tribune, en Agosto de 1862, Lincoln dijo:
“Mi objetivo primordial en esta lucha es salvar la Unión [...]. Si pudiera salvar la Unión sin liberar a ningún esclavo, lo haría, y si pudiera salvarla liberando a alguno y dejando a otros como están, también lo haría.”
Las críticas de los abolicionistas al gobierno amenazaban con desarticular la coalición que mantenía a Lincoln en el poder. Esto le forzó a cambiar su postura y comenzar a condenar la esclavitud. En septiembre de 1862 hizo pública la versión preliminar de la Proclamación de Emancipación, ofreciendo al sur cuatro meses para rendirse, de lo contrario, la aprobaría. El 1 de enero de 1863 se publicó. Declaraba libres a los esclavos de las zonas que seguían combatiendo contra la Unión, pero no hablaba de los de aquellos territorios que eran leales a la Unión. El historiador Richard Hofstadter definió la Proclamación de esta forma: “contaba con toda la grandeza moral de un contrato de transporte”. La revista británica The Spectator dijo: “el principio no es que un humano no pueda ser propiedad de otro, sino que este no puede poseerlo a menos que declare su lealtad a Estados Unidos”.
El fin real de la esclavitud vendría un poco más tarde, aun en plena guerra. En 1864, 400.000 firmas pedían una ley que acabase con la esclavitud, en abril de ese año el Senado aprobó la decimotercera enmienda que, esta vez sí, declaraba el fin de la esclavitud. Fue sancionada en enero de 1865, unos meses antes del fin de la contienda, por la Cámara de los Representantes.
La Proclamación de Emancipación de 1863 fue insuficiente. Pero sirvió para estimular a las fuerzas antiesclavistas. El ejército de la Unión abrió sus puertas a los afroamericanos. Formaron sus propios batallones, el más famoso de los cuales es el 54 de Massachusetts. Su ingreso cada vez en mayor número ayudó a crear la sensación de que la lucha era realmente para liberarlos. En el norte comenzaron a verlo como una batalla contra la esclavitud. El conflicto se había convertido en revolucionario y aniquilador, y esto obligó a aprobar un decreto de reclutamiento forzoso que, debido a la cuantía de bajas del conflicto, hizo crecer el resentimiento de los blancos hacia los negros, en especial entre los de clase baja. La ley de reclutamiento permitía a los ricos no ser llamados a filas si pagaban 300 dólares, lo que provocó revueltas en 1863 en varias ciudades en las que, tristemente, el objetivo de la rabia no fueron los ricos, sino los negros.
Ulysses S. Grant, de nuevo al mando de un ejército, logró varias victorias en Vicksburg, Gettysburg y Chattanooga, estas, unidas a la estrepitosa derrota de Hooker en Chancerllorsville en mayo de 1863 propiciaron su nombramiento como jefe de todos los ejércitos en marzo de 1864. Con el mando absoluto, Grant ordenó la Guerra Total. Al frente del ejército de Potomac comenzó una persecución contra Lee en Virginia mientras su antiguo compañero Sherman encabezaba una victoriosa y devastadora marcha a través de Georgia y Carolina del Sur hasta Goldsboro, Carolina del norte. Incendió Atlanta, desoló Georgia. Recurrió al terror para destruir no solo los recursos económicos, también la voluntad. Los soldados confederados comenzaron a desertar. Philipp Sheridan hizo algo parecido en el valle de Shenandoah (Virginia). Lincoln, al igual que sus generales, eran partidarios de la dureza, pero de conceder una paz generosa, otorgando muchos perdones.
Las derrotas exacerbaron los problemas internos del sur. La gran debilidad de la Confederación residía en las relaciones entre el gobierno y los estados, resultado de la State Right Theiry, o teoría del derecho de los estados, que permitía que estos se negasen a proporcionar hombres y suministros si no lo deseaban. A esto debía añadirse la rigidez de Jefferson Davis y la ausencia por completo de una oposición política. Adicionalmente, una inflación elevadísima acrecentada por la emisión de moneda dada la imposibilidad de obtener fondos mediante impuestos o empréstitos. Con todo, siguieron los ejércitos del sur combatiendo con la esperanza de que Inglaterra o Francia, dependientes de su algodón, intervinieran. Pero para cuando los stocks europeos de algodón se habían agotado, India o Egipto se habían convertido en exportadores alternativos, lo que unido a las derrotas de Antietam y Gettysburg alejó la posibilidad de ayuda externa.
Adicionalmente, el incremento de bajas, y el cansancio, empezaron a hacer mella. Los esclavos, en el sur, comenzaron a ser un obstáculo: solo con dejar de trabajar podían provocar una hambruna en la Confederación. A finales de 1864, Judah Benjamin, Secretario de Guerra Confederado, escribió: “es bien sabido que el general Lee [...], está a favor del uso de los negros en la defensa y de emanciparlos si fuera necesario…”. Jefferson Davis llegaría a firmar a comienzos de 1865, la Ley del Soldado Negro, autorizando el alistamiento y su liberación con el consentimiento de sus amos. Antes de que pudiera tener efecto alguno, la guerra había acabado.
La persecución de Grant a Lee duró de mayo de 1864 a abril de 1865, y fue costosísima. Los 150.000 hombres del ejército de Potomac siempre mantuvieron la iniciativa sobre los 65.000 del ejército de Lee, forzándole a un tipo de guerra que Lee sabía que no podía ganar, manteniéndolo ocupado y facilitando, de esa manera, los avances de Sherman y Sheridan. Finalmente, el 9 de abril de 1865, en Appomattox, Virginia, Lee se rendía con unos términos generosos: oficiales y soldados podían regresar a sus hogares, con sus caballos y con inmunidad garantizada frente a la persecución por traición. Los mismos términos ofreció Sherman a Johnson el 18 de abril en Durham, Carolina del Norte. Jefferson Davis huyó de Richmond con su gobierno y parte de la población, pero fue capturado el 10 de mayo de ese mismo año. La guerra había terminado.
Una doceava parte de los estadounidenses lucharon. Seiscientos treinta mil murieron en el frente, en un país de treinta millones de personas. Hubo más de cincuenta mil lisiados. Para el sur, las cifras son peores: un cuatro por ciento de la población murió por causa directa del conflicto. Las mujeres fueron movilizadas por completo, no solo como enfermeras, también como trabajadoras para garantizar el sustento familiar en hogares en los que el hombre no estaba y, en muchos casos, no volvería. El desequilibrio económico entre norte y sur se agudizó, la riqueza del sur pasó de representar el 30% en 1860 al 12% en 1870, la renta per cápita, con respecto al norte, cayó de dos tercios a dos quintos.
El general Lee expresó en sus palabras previas a la rendición lo que se ha considerado desde entonces la causa principal de la derrota del sur: la superioridad en hombres, armamento y recursos del norte. Pero la historiografía es caprichosa, y las investigaciones sacan a la luz datos y análisis que muchas veces cambian la perspectiva de temas que damos por sentados. La idea que se ha ido abriendo paso desde poco después del final de la Guerra de secesión es que la confederación tenía recursos suficientes para una guerra defensiva similar a la que llevaron a cabo en la guerra de Independencia contra Inglaterra. Solo era necesario que el coste fuera suficientemente elevado como para que no mereciera la pena el esfuerzo que hizo el norte. Las causas, por tanto, debían ser internas.
La confederación tenía una gran dificultad para afirmar su poder frente a los estados y carecía del liderazgo militar y civil del norte. Y esta situación se daba en una sociedad profundamente dividida entre propietarios de esclavos y blancos pobres sin esclavos que, en cuanto la cosa se puso fea, empezaron a desertar. Por no decir que dos quintas partes de la población eran esclavos. Las armas modernas, las trincheras y la estrategia defensiva de Lee, así como la timidez y falta de preparación del norte en los primeros años, retrasaron la victoria de la Unión.
Lincoln se acercó al frente al final de la guerra, visitó Petersburg el 3 de abril y Richmond, que había sido incendiada por sus habitantes antes de huir. Cuando caminaba por la calle desierta escoltado por diez marinos, fue rodeado de esclavos que le gritaban “gloria a Dios”, “bendice al Señor”, “el gran Mesías” y lo tocaban para comprobar que era real. Annie Mae Weather, una afroamericana hija de esclavos liberados, dijo:
“Recuerdo haber oído decir a mi padre que cuando alguien llegó y gritó: “Vosotros, negros, por fin sois libres”, él dejó caer la azada y dijo con voz extraña: “gracias a Dios".
Fannie Berry, una esclava liberada, dijo:
“¡Los negros gritaban, aplaudían y cantaban! ¡Los niños corrían de un lado a otro llevando el compás y gritando! Todo el mundo estaba contento. Lo celebramos. Corrí a la cocina y grité en la ventana: “Mamá, no cocines más. ¡Eres libre! ¡Eres libre!”.
¿Pero cuánta de esa libertad fue real? El trato que el ejército de la Unión y las ciudades del Norte dispensaron a los afroamericanos durante la guerra fue premonitorio de lo que sucedería después de la contienda. Los soldados negros fueron utilizados en los trabajos más sucios, y duros. Los blancos cobraban trece dólares al mes, y los afroamericanos diez. William Walker, un sargento negro, fue fusilado por organizar una protesta por la remuneración desigual.
La guerra no trajo tampoco una sublevación general de los esclavos. Siguieron trabajando esperando a ver cómo acaba aquello, aunque cerca de medio millón, una quinta parte, huyó. Muchos si tenemos en cuenta que no tenían dónde ir o cómo sobrevivir. Para la mayoría fue una experiencia amarga: víctimas del caos de la guerra, separados de sus amigos y pasando hambre. Algunos se alistaron al ejército nordista que llegó a contar con doscientos mil afroamericanos. La mayoría de los esclavos sabían que su estatus tras la contienda dependería de si eran dueños de la tierra que trabajaban o no.
La política del Congreso, aprobada con Lincoln, devolvía la propiedad confiscada a los herederos de los propietarios confederados y aunque una parte se expropió por imago de impuestos y se subastó, pocos negros accedieron a ella. El general Sherman, en una reunión en Savannah con pastores protestantes negros, escuchó la demanda de tierra e hizo pública la óprden Especial de Campo número 15, otorgando una franja de tierra para el asentamiento de negros. Pero en junio de 1865, el nuevo presidente (tras el asesinato de Lincoln), Andrew Johnson, devolvió esa tierra a sus antiguos propietarios.
Durante un breve tiempo, los negros disfrutaron de cierta libertad y derechos, incluyendo en el sur dónde las tropas del norte se ocupaban del cumplimiento de los acuerdos. Hubo grandes avances, como educación pública multiétnica, o la concesión de ciudadanía o derecho de voto. Sin embargo, Andrew Johnson facilitó el reingreso de los estados sureños sin garantizar la igualdad. Estos crearon códigos negros que convirtieron a sus ex-esclavos en sirvientes. Incluso con Grant como presidente, el gobierno nacional cada vez se mostraba menos entusiasta a la hora de defender a los negros. En 1883 el Tribunal Supremo anuló la Ley de Derechos Civiles de 1875.
Poco a poco los negros perdieron sus derechos. Hubo protestas, como John Harlan, quien curiosamente había sido propietario de esclavos en Kentucky, y que se mostró contrario a la discriminación privada a la que se sometía a los negros alegando que la jurisdicción permitía perseguirla. Es en esta época en la que la oligarquía del sur organiza el Ku Klux Klan y otros grupos terroristas. Harlan luchaba con la lógica, la moral y la justicia contra algo más poderoso que todo eso, y es que las élites del norte y las del sur, durante la crisis económica de 1873 a 1877, construyeron una nueva coalición. El compromiso alcanzado no restauró el antiguo orden en el sur, pero garantizó a los blancos autonomía política, y la no intervención del norte en asuntos raciales. A cambio, el sur se convirtió en un satélite. La discriminación incrementó rápidamente en las últimas décadas del XIX.
En 1900 todos los estados del Sur, en sus nuevas constituciones, privaban de derechos civiles y segregaban a los negros. La imagen que nos ha legado la literatura de posguerra de los negros era extraída, mayoritariamente, de escritores del sur que los definían como “reptiles”, “hienas enjauladas”, “especie de gusanos” o “bestias salvajes”. El sistema penitenciario del Sur tenía por objetivo aterrorizar a los afroamericanos y proporcionar víctimas a los contratistas que compraban el trabajo de los presos por sueldos irrisorios. Muchos afroamericanos huyeron al norte. Pero pese a que la situación seguía siendo desesperada, los negros del sur continuaron reuniéndose y organizándose, defendiéndose.
En resumen, el norte logró la confirmación del Estado Federal por encima de la soberanía e independencia de los Estados, y una mayor centralización del poder. Acababa de nacer el Estado-Nación estadounidense. Y la época no es casual, en esa misma década nacería, con la Revolución Gloriosa, el estado-nación español; el Risorgimento y la unificación italiana traerán el italiano, y la Guerra Franco-Prusiana junto a la Tercera República Francesa serían los escenarios de nacimiento de los estados-nación alemán y francés; por poner algunos ejemplos.
Hemos comenzado esta historia planteándonos si realmente la guerra se libró con el fin de abolir la esclavitud, y cuestionándonos que fuera así. Y la conclusión al respecto es clara: no. En 1861, el Gobierno de los Estados Unidos luchó contra los estados esclavistas, sí, pero con el fin de conservar ese enorme territorio nacional con su mercado y recursos, afianzando su poder sobre él y subyugándolo a las necesidades de las élites industriales del norte. La esclavitud y su abolición fueron una consecuencia de todo esto, un último castigo para unas élites acomodadas en el sur que no seguían la línea marcada por las del norte. El antiguo esclavo Thomas Hall confesó ante el Proyecto Federal de Escritores estas palabras:
“Se alabó a Lincoln por liberarnos, pero ¿lo hizo? Nos concedió la libertad sin darnos oportunidad de vivir por cuenta propia y seguimos dependiendo del hombre blanco del sur”.
Pero esa no es la única conclusión que podemos extraer, de hecho, como ya he comentado en otras ocasiones, otra inferencia que obtenemos de toda esta historia es la del relato y su importancia. La idea de tomar la esclavitud como motivación y foco de atención de un conflicto que, en realidad, estaba dirimiendo otros problemas. El trabajo del historiador no consiste en narrar los hechos pasados, sino en discernir, analizar y extraer las causas y consecuencias reales de los acontecimientos y exponerlas a la sociedad con el fin de proporcionar una mayor y mejor comprensión de la humanidad, de nuestra realidad mundana y del presente. Y en ese proceso, es esencial romper con los relatos impuestos, con la propaganda, sacar las vergüenzas y airear los trapos sucios.
Hay una conclusión más que podemos sacar de esta guerra y de cualquier otra, una que fue señalada por Sherman. Cuando él, Grant y Sheridan decidieron lanzarse a la Guerra Total lo hacían conscientes de que, con ello, causarían el mayor mal posible al enemigo. El objetivo era amedrentarles, no solo para lograr su rendición, si no también para garantizar que no volvieran a rebelarse. Para la mayoría de los hombres que lucharon, la guerra no fue hermosa. Sherman señaló en una alocución a unos jóvenes quince años después del conflicto que la idea de que la guerra era gloriosa era absurda, cuando bajas a la realidad, la guerra es un infierno. Y es importante recalcar esto porque, aún hoy, estamos bombardeados con la épica y la gloria de la guerra.
Me gustaría cerrar esto con unas palabras de uno de los líderes negros que tuvo que vivir la época de la reconstrucción, y que tuvo que luchar por la supervivencia de su comunidad. John Hope dijo:
“Si no luchamos por la igualdad, ¿para qué demonios vivimos?”.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS (las mismas que en el otro artículo):
Fundamentalmente me he basado en tres manuales de historia de los Estados Unidos:
También he consultado algunos artículos académicos como:
Y algún otro que no he localizado a la hora de elaborar este listado, así como un par de los que no saqué nada provechoso (demasiado enfocados en algo muy específico).
PRIMERA PARTE DE ESTE ARTÍCULO: www.meneame.net/story/guerra-civil-estados-unidos-i-camino-secesion
(1) Recomiendo leer los comentarios de la primera parte de este artículo que contienen información adicional aportada por varios meneantes muy interesante. En concreto, hay uno, del usuario @asurancetorix hizo un aporte muy valioso en la primera parte de este artículo que copio integramente:
Me ha dejado pizcueto la ambivalencia de Lincoln, no tenía ni idea. Sobre los motivos económicos, un pequeño apunte acerca de las diferencias ideológicas entre Norte y Sur y los intereses que había bajo ellas:
El principal producto en los estados del sur era, efectivamente, el algodón, que a su vez era una materia prima muy importante en la floreciente industria del Norte. Pero también era fundamental para las muy boyantes factorías textiles británicas. Recordemos que el Reino Unido era la gran potencia hegemónica en plena Revolución Industrial.
El Sur tenía ideología librecambista, es decir, eran los que entonces defendían el "libre mercado", ya que les venía muy bien comerciar libremente con el mejor postor. Y la cuestión es que los estados del sur preferían vender su algodón a los británicos, antes que al Norte, por el muy simple motivo de que los primeros podían pagar más.
En cambio el Norte era proteccionista porque su industria aún no podía competir con la británica, ni en los precios que pagaba por la materia prima, ni en la calidad y precio del producto final. A ellos les venía mucho mejor forzar que el Sur les proporcionase a ellos el algodón, a sus precios, y encarecer los productos que venían desde el Reino Unido para reducir la competencia.
Eso provocaba buena parte de las tensiones económicas entre Norte y Sur. Y sí, tiene miga que el liberal norte fuese proteccionista y los defensores del "libre mercado" fuesen los esclavistas. Posiblemente éstos hoy en día se llamarían a sí mismos "liberales en lo económico y conservadores en lo social"
Pero es que el Norte era antiesclavista y defendía el trabajo libre porque también le venía muy bien la movilidad laboral. Veamos: en las gigantescas plantaciones del Sur era sencillo dedicar una parte del terreno a producir alimentos y algo de ganado para consumo propio. Alimentar a sus esclavos les salía prácticamente gratis, ya que también eran éstos los que se encargaban de los cultivos. Eso permitía que tuviesen muchos, compensando una baja productividad.
Los industriales del Norte no tenían esos terrenos para alimentar y cobijar esclavos. Les hubiese salido mucho más caro mantenerlos durante todo el año y el modelo de baja productividad era menos adecuado para ellos. Era más rentable tener menos obreros pero más especializados y productivos, con algo más de formación y menos posibilidades de que estropeasen aquellas novedosas, delicadas y carísimas máquinas.
Además, tampoco es que les pagasen mucho, y el trabajo libre que defendían implicaba que podían contratar y despedir a su gusto según necesidades de la producción, sin ningún miramiento con sus trabajadores "libres", y en contraposición a unos esclavos que había que mantener durante todo el año. Al contrario, si esos esclavos eran liberados entrarían a formar parte de las masas obreras, empujando los salarios hacia abajo.
Posiblemente a algunos de aquellos abolicionistas del norte hoy les llamaríamos "neoliberales" Dicho sea con todo mi respeto y admiración para quienes lucharon y se arriesgaron defendiendo la libertad para los esclavos, con toda su dignidad y sin ningún tipo de interés personal. Muchos lo hicieron, y bastantes de ellos sufrieron las consecuencias.
En un breve de Pablo Pardo, corresponsal de El Mundo en EEUU, publicado en Actualidad Económica podemos ver la habitual confusión de los periodistas cuando tienen que tratar con números grandes y mas si estos provienen del mundo anglosajón. La iniciativa que se cita no es para plantar 1.000 millones de árboles, es para 1 billón (español) de árboles, la One Trillion Trees Initiative. Y, por supuesto, 1.000 millones de árboles no supone el 33% de los árboles que hay en el mundo (sólo en España ya había en 2009 17.804 millones).
REFERENCIA: www.meneame.net/story/iniciativa-popular-derogar-ley-patrimonio-cultur
RECTIFICACIÓN: Según el "Acuerdo de 10 de mayo de 2012, de la Junta Electoral Central, sobre el procedimiento para la verificación y certificación de las firmas de una iniciativa legislativa popular" ( www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2012-6675 ), para que las firmas electrónicas valgan para esta ILP, se deben cumplir algunos requisitos de dicho acuerdo. En particular (punto tercero), la Comisión Promotora de la ILP debe "1) solicitar a la Junta Electoral Central la aprobación del sistema electrónico de recogida de firmas que desee utilizar, con indicación de la dirección electrónica de acceso, así como la descripción del sistema de firma y de verificación de firma electrónica que se pretenda utilizar. La Junta Electoral Central, previo informe de la Oficina del Censo Electoral, procederá a su aprobación si se ajusta a las condiciones legales. A tal fin, el anexo de especificaciones técnicas para la recogida de firmas por vía electrónica y para su certificación, que se adjunta a este Acuerdo, contiene el formato del fichero XML de datos del firmante, el formato de la firma según la política de firma electrónica de la Administración General del Estado y las instrucciones para la formación de los ficheros con las declaraciones de apoyo firmadas. El acuerdo de aprobación se remitirá a la Comisión Promotora y a la Oficina del Censo Electoral. 2) La Comisión Promotora deberá publicar el Acuerdo en el sitio Internet utilizado para el sistema de recogida a través de páginas web, para conocimiento de los interesados."
Así que la validez de firmas electrónicas para esta ILP depende de lo recién expuesto. Dado que la Comisión Promotora de esta ILP no parece haber publicado en ningún sitio web el Acuerdo formalmente necesario para la aceptabilidad de firmas electrónicas para esta ILP, en principio nos vemos llevados a concluir que NO SE ACEPTARÁN FIRMAS ELECTRÓNICAS PARA ESTA ILP.
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Os describo a continuación el procedimiento que, teóricamente, os permitirá firmar ELECTRÓNICAMENTE esta ILP, de una forma legalmente válida (al final os indico también una referencia legal útil):
1º) Debéis tener instalado en vuestro ordenador un certificado electrónico válido y en vigor a vuestro nombre, reconocido por la administración estatal española (por ejemplo, el certificado electrónico de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre). (También valdría con DNI-e, pero el procedimiento que yo describo se basa en tener el certificado digital en el ordenador).
2º) Debéis tener instalada la versión más reciente de la aplicación "Autofirma" de la administración española. Os podéis descargar esta aplicación de aquí: firmaelectronica.gob.es/Home/Descargas.html
Podéis hacer un test de que la instalación ha sido correcta aquí: www.sededgsfp.gob.es/es/Paginas/TestAutofirma.aspx
3º) Descargaros el texto de esta ILP, en formato .pdf, de la siguiente dirección: www.noesmicultura.org/no_es_mi_cultura/files/Texto-Iniciativa-Legislat
Guardaros este documento .pdf en alguna carpeta de vuestro ordenador (es decir, de vuestro ordenador en el que también tengáis instalado Autofirma y vuestro certificado digital).
3º) Abrid la aplicación "Autofirma". En cuanto se os abre la aplicación, solo tenéis que pulsar el botón "Seleccionar ficheros a firmar" que os aparecerá al comienzo de todo, y simplemente tenéis que seguir el asistente para firmar el documento .pdf que contiene el texto de la ILP. El asistente es muy sencillo de seguir, y al final tendréis el .pdf de esta ILP firmado y guardado en vuestro ordenador. Podréis aportar también una foto de vuestra firma manual (que la podréis tomar con el móvil, y pasarla después a vuestro ordenador). Esta foto de vuestra firma manual también aparecerá dentro del .pdf.
NOTA IMPORTANTE: El firmado del pdf de la ILP también podéis hacerlo desde la propia página web valide.redsara.es/valide/firmar/ejecutar.html , pero esta página web también os requerirá que tengáis instalados en vuestro ordenador la aplicación Autofirma y vuestro certificado digital válido. Pero si optáis por firmar desde esta página web, quizá luego tengáis MENOS problemas para conseguir el justificante de validación de firma que tenéis que conseguir en valide.redsara.es/valide/validarFirma/ejecutar.html , tal como se indica en los dos puntos siguientes.
4º) MUY IMPORTANTE: Verificad que la firma que le habéis hecho al .pdf es correcta de cara a la Administración española en la siguiente dirección: valide.redsara.es/valide/validarFirma/ejecutar.html
5º) Esta dirección que os acabo de indicar, para validar la firma, os dirá que la firma es CORRECTA, y entonces os presentará un botón que dice "Descargar Justificante", para descargaros un justificante de esta validación. DESCARGAROS ESTE JUSTIFICANTE, QUE NO ES MÁS QUE EL PROPIO PDF DE LA ILP, FIRMADO ELECTRÓNICAMENTE POR VOSOTROS, Y CON UNA MARCA DEL GOBIERNO GARANTIZANDO QUE VUESTRA FIRMA HA SIDO VÁLIDA.
6º) TANTO ESTE JUSTIFICANTE PDF DE VALIDACIÓN DE FIRMA QUE OS ACABÁIS DE DESCARGAR, COMO EL PDF DEL TEXTO DE LA ILP FIRMADO ELECTRÓNICAMENTE POR VOSOTROS QUE OS GENERÓ LA APLICACIÓN "AUTOFIRMA" EN EL PUNTO 3º) (ES DECIR, AMBOS PDFs) enviadlos LOS DOS, en un mismo correo electrónico como archivos adjuntos, a la siguiente dirección de correo electrónico: contacto@noesmicultura.org
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NOTA FINAL: La Ley Orgánica 3/1984, de Iniciativas Legislativas Populares, dice literalmente que "también se podrán recoger las firmas por vía electrónica siempre que se garantice la voluntad auténtica del ciudadano que suscribe la iniciativa legislativa popular" (aunque este detalle de "siempre que se garantice la voluntad auténtica del ciudadano" consta en el preámbulo de la ley, no en su articulado, de todas formas la firma electrónica, por definición, está diseñada y aceptada por la Administración como procedimiento por el que una persona puede garantizar su voluntad auténtica). El artículo 7.4 de esta ley dice que "Las firmas se podrán recoger también como firma electrónica conforme a lo que establezca la legislación correspondiente".
La compasión hacia los pobres, los humillados y los ofendidos, jamás debe transformarse en sentimentalismo, porque muchas veces los humillados y ofendidos en absoluto son mejores que los que los humillan y ofenden. Están ahí por debilidad o por azar, y merecen compasión. Pero no, no son en absoluto mejores.
Helada sangre azul. Yuri Buida.
Publicaba ayer la La Razón un artículo donde asegurada que el número de trabajadores con pluriempleo según la EPA habían aumentado un 57% en cinco años (comparando primer trimestre de 2019 con primer trimestre de 2024). Aunque en el artículo y el gráfico se indican los datos correctos, el porcentaje de aumento es erróneo, ya que los pluriempleados han pasado de ser 449.500 a 591.300, lo que equivale a un aumento del 31,5% (591.300/449.500=1,315), lo que queda muy alejado del 57% indicado en el titular.
En esta era de ruido blanco,
la calma no es paz, sino una aceptación dolorosa
de la frenética locura del día a día.
Un mundo que gira en vertiginosa desesperación,
donde el clamor es constante
y las almas buscan refugio en la indiferencia.
Me duele esta calma,
no por lo que oculta, sino por lo que revela:
una adaptación sombría a la locura de las multitudes,
a las pantallas parpadeantes que nunca duermen,
a las ciudades que gritan sin voz,
a las vidas que se despliegan en un desfile
de inmundicia disfrazada de rutina.
Esta calma no es serenidad; es resignación,
una tolerancia endurecida a la cacofonía de lo cotidiano,
a las noticias que ya no sorprenden,
a las crisis que se suceden
con la regularidad de las estaciones.
Es el dolor sordo de lo que se ha normalizado,
la tragedia convertida en estadística.
En la quietud de esta calma, escucho
el susurro desgarrador de la indiferencia,
el murmullo de un mundo que ha olvidado cómo alzarse.
Me duele esta paz impuesta,
este silencio cómplice que pesa más
que el estruendo de cualquier revolución.
¿Cómo, entonces, encontrar el alivio?
¿Cómo aprender a no acostumbrarse,
a no aceptar esta paz que no es paz,
sino una rendición ante la locura perpetua?
Me duele esta calma, porque no quiero acostumbrarme.
No deseo que mi espíritu se amolde
a la forma de este caos,
que mi corazón palpite al ritmo
de este frenesí deshumanizado.
Quiero que cada día sea un desafío al silencio,
una rebelión contra esta endemoniada calma,
un recordatorio de que, en algún lugar,
bajo la superficie de la resignación,
yace aún la posibilidad
de un mundo que pueda, una vez más,
sorprendernos.
ABC publica hoy una encuesta sobre el apoyo de los ciudadanos al reconocimiento de Palestina y a la ayuda militar a Ucrania. Muestra los resultados en dos gráficos circulares pero, a pesar de que las respuestas tienen distintos porcentajes, han utilizado exactamente el mismo gráfico en ambas preguntas. Y por cierto, llama la atención que hayan puesto de titular "Menos de la mitad de los españoles apoyan el reconocimiento de Palestina", cuando podrían haber puesto "Sólo la cuarta parte de los españoles se oponen al reconocimiento de Palestina".
Nicolás Maduro no quiere mostrar las actas del último proceso electoral en Venezuela. Lo cual da que pensar. Y, ya puestos, por hacer honor al dicho que reza “piensa mal y acertarás”, arriesgo la teoría de que las oculta adrede para no tener que reconocer su derrota en los comicios. Ante una sospecha de ese calibre, que se propone a sí misma como certeza, sobran las cantinelas. De nada vale que Maduro se autoproclame vencedor delante de gentes crédulas, pensionados del régimen o devotos de su persona. Sin el aval de unas actas en regla -las dichosas actas, sí; esos documentos incómodos que duermen el sueño de los justos en el cajón de su escribanía- puede cantarle milongas al lucero del alba. En realidad, a falta de datos verificables, gana enteros la conjetura de su derrota electoral, máxime cuando nadie, salvo ingenuos o afines al poder, puede obviar que, caso de haber ganado las elecciones, tal como él mismo predica, no habría desperdiciado la oportunidad de airear los resultados con la mayor diligencia para reivindicarse ante los propios venezolanos, y ante la comunidad internacional entera, como presidente electo legítimo. Sin embargo, ha pasado más de un mes desde que se cerraron las urnas en Venezuela y, de las actas, seguimos sin saber nada de nada.
Mientras tanto, el gobierno responde a las demandas de transparencia que le exigen las fuerzas opositoras desencadenando una campaña de represión que no desdeña el uso de la violencia extrema. No parece que Nicolás Maduro le haga ascos a derramar en las calles la sangre de aquellos conciudadanos suyos que lo cuestionan. Las víctimas mortales producidas durante la disolución de las últimas manifestaciones celebradas en Venezuela se cuentan por decenas. Y eso es sólo la punta del iceberg. En su informe de 2023, Amnistía Internacional cifra en varios centenares las víctimas mortales causadas por presuntas ejecuciones extrajudiciales. Los objetivos de esa violencia criminal, como dicta la lógica perversa de la purga política, fueron, mayoritariamente, opositores y disidentes: piezas de caza mayor. Ya veremos cómo queda ese recuento al cierre de 2024, todavía en curso. En cualquier caso, me arriesgo a vaticinar un suma y sigue que aumentará el saldo de los “presuntos” del año anterior. Tiempo al tiempo.
Ante semejante situación, no podemos llamarnos a engaño sobre la naturaleza del régimen que gobierna Venezuela. Conviene hablar claro al respecto, sin tapujos, tal como ha hecho, por ejemplo, el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quien ha calificado al régimen venezolano como autoritario y dictatorial. Con independencia de las declaraciones de Borrell, no puede existir duda sobre este asunto. Venezuela, hoy en día, es una dictadura. Tal como suena. Poco importa que se convoquen en el país procesos electorales o que la Constitución, después de invocar la protección del Altísimo, defina a la República Bolivariana como un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”. La realidad, cruda e inmisericorde, niega esas engañifas con las que pretenden darnos gato por liebre. Un Estado donde se conculcan las libertades de los ciudadanos, donde los líderes opositores se ven obligados a pasar las de Caín antes de dar con sus huesos en la cárcel, o en el exilio, donde las elecciones acaban en fraude, y donde el gobierno fomenta cribados de población para modelar la sociedad a su antojo, no es una democracia ni de lejos.
Y conviene decirlo. Alto y claro.
joseangelaparicio.blogspot.com/2024/09/dictadura-en-venezuela.html
La preocupación por la vivienda viene de lejos pero en los últimos años se ha agravado por los altos precios de los pisos en venta o alquiler. Las administraciones públicas se supone que deben promover que todos los españoles tengan acceso a una vivienda digna pero no siempre las decisiones parecen las más acertadas. Todo esto viene a cuento de la rehabilitación por parte del Consorcio Casco Vello de Vigo de un edificio en Subida ao Castelo para dos tríplex con viviendas de lujo www.vigoe.es/vigo/local/ya-hay-fecha-para-seleccionar-a-los-futuros-du Tienen unos 90m2 y a pesar de no tener ascensor, garaje (en los planos no sale nada así y tampoco parece haber espacio) ni trastero cuestan cerca de 200.000 euros, por lo que se puede entender que sus calidades deben ser muy altas. ¿Cuántos registrados en el Registro Único de Demandantes de Vivienda de Galicia solicitarán una de esas viviendas? Seguramente, muchos menos que si hubieran realizado viviendas más asequibles. Las viviendas de lujo con dinero público deberían reservarse para cuando el registro de demandantes de vivienda esté más vacío, lo cual no sucede ahora. Con acciones así no se soluciona el problema de la vivienda en España.
Menéame tiene un funcionamiento peculiar y, por ello, se generan problemas que se mantienen eternamente porque su origen está en el planteamiento de la web desde el principio. La idea principal ya la conocéis: se envían enlaces y otros los votan o ignoran. Eso no hace falta cambiarlo. Otras webs siguen la misma premisa. Ahora bien, ¿cómo se organiza la actividad a partir de ahí? En este paso es donde, a menos que se replantee todo, cualquier arreglo va a acabar con el mismo resultado.
Esta web no tiene comunidad. Tiene gente que participa, sí, pero no reman hacia ningún objetivo común que beneficie a todos. En una wiki, lo que está claro desde el principio es que hay que completarla. Según la temática, puede ser una meta inalcanzable, pero los usuarios trabajan para lograrlo. Se puede contribuir creando artículos, expandiéndolos, arreglándolos, ilustrándolos, etc. En cambio, quienes activamente destruyen ese trabajo son vándalos, se les bloquea y se revierte el vandalismo. Si tiene un tamaño considerable, la wiki puede tener una página para informar de este tipo de actividad y ayudar a los administradores. Del mismo modo, si tiene una comunidad estable, se votan las cosas: candidatos a administrador, páginas para borrar, para destacar, etc.
El objetivo de Menéame, al menos de manera ideal, sería compartir información veraz, útil y/o graciosa, pero no tiene herramientas para ello. Se hace lo que se puede. ¿Habéis conocido alguna vez personajes de videojuegos, especialmente online o de lucha, que se quedan anticuados respecto a los demás y piden a gritos una actualización? Podéis jugar con ellos como profesionales, pero no quita el lastre que tienen respecto a cualquier otra alternativa, especialmente para los novatos. Aquí ocurre lo mismo. Las mecánicas han sido siempre las mismas, pero hoy en día son un lastre. Quien lleva años aquí, sigue haciendo lo mismo que siempre, para bien o para mal, pero para el resto no tiene sentido quedarse, especialmente viendo la actividad menguante.
¿Qué alguien enmierda con bulos? Se tiene la expectativa de que se voten negativos los envíos y, al alcanzar cierto karma, no pueda participar. ¿Perfecto? No. Es un ideal. Al no haber comunidad, no hay objetivos. Puede llamar la atención, recibir rápido suficientes meneos de quienes ni leen ni tienen criterio, y a seguir su actividad. En portada, pasado un tiempo, se queda. Este sistema de automoderación también puede usarse en sentido opuesto. ¿No quieres que se vea algo? A coordinar los votos negativos, que valen más. Si lo tiras de portada, tienes premio. Ese enlace quedará vetado y el tema con riesgo de recibir votos de duplicado. O si no tienes con quién coordinarte, a enviarlo a un sub alejado de la mano de Dios. Esto es un juego con un público predecible, facilitando que la gente se aproveche de sus mecánicas, como un camper que se oculta para matar continua y directamente a quien aparezca para jugar. Sigue las mecánicas, pero destroza el objetivo final de divertirse.
En una wiki, estas cosas serían reversibles y dejarían huella. Al vándalo se le puede evitar crear cuentas o acceder con su IP. En el peor de los casos, aquí vuelven con otro nombre. Seguro que se os pasan varios por la mente. Por otra parte, estos mecanismos defectuosos también permiten la permanencia de personas que únicamente sabotean la web de forma menos vistosa. Seguro que os habéis encontrado con usuarios cuya permanencia aquí, sin que les hayan dado una patada, es un misterio, especialmente cuando tienen privilegios. El karma parece planteado como un mecanismo que intenta regular automáticamente esto, pero hecha la ley, hecha la trampa.
Ya se ha discutido miles de veces el tema de los votos negativos, especialmente los aleatorios y la falta de justificación. En este sentido, se suele repetir una mentira muy conveniente: "Cada uno es libre de votar lo que quiera". Está muy bien decirlo si estás en unas elecciones, pero sería absurdo que se fuera libre para hacerlo aquí. Si no hay justificación o esta no es coherente, es como si no hubiera votado. En Twitter, con todo lo mal que lo está haciendo, se explica por qué algo es mentira, se somete a votación con votos que valen más si son personas con opiniones distintas y, al final, se muestra. ¿Aquí? Pues bulo y a tomar por saco. Antigua, duplicada, cansina y spam pueden incluir obligatoriamente un enlace de esta misma web, que no hace falta irse fuera, y anularse si no está justificado mediante la decisión comunitaria, pero entiendo que crear algún tipo de formulario es más complicado que adjuntar los directos de Twitch. Con el resto de votos, más de lo mismo, especialmente con irrelevante y microblogging cuya interpretación solo está disponible para las mentes maestras de esta web. Al dificultar la validez de estos votos, se justifica su peso. Además, si uno vota que es duplicada y se demuestra que es así, tampoco hace falta otro puñado de votos idénticos. El último detalle sobre esto que añadiría es su reversibilidad. La gente se equivoca, sea porque le ha dado sin querer o porque creía una cosa y al final no era así. Ahí vuelvo aludir a las wikis, tecnología punta del siglo XXII cuyos secretos aún no podemos comprender, que permite la edición. O al propio Mastodon, que permite editar mensajes sin importar la antigüedad. Con Lemmy y equivalentes no haría falta ni inventar nada nuevo.
Al crearse el aspecto nuevo de Menéame, que supongo que usará alguien (p.ej. su creador, si ha llegado a pasarse por aquí), ¿no podría añadir nada de esto? Porque se supone que, al terminar con esto, ya se podría meter mano a algunos de los problemas que he mencionado. No sé cuántos años han pasado desde que se dijo eso. El rediseño de Reddit es horrible, pero permite hacer cosas distintas. Aquí, si no me equivoco, solo ha cambiado estéticamente y han añadido la carga de vídeos desde la web.
Me dejaré cosas pero, en resumen, lo que quería comparar es cómo en una wiki se trabaja en grupo para lograr algo y Menéame está desorganizado, siendo la fuente de sus males. No tiene mecanismos eficaces ni para defenderse ni para recuperarse del daño. Supongo que el presupuesto es una limitación constante, pero tampoco me libro de la sospecha de que se pretende, o pretendía, convertir esto en una web genérica y olvidable donde compartir los desperdicios de la red sin ningún criterio. Es decir, el paso mierdificador de comprar una web con solera para aprovechar su posición colando cualquier cosa con la que sacar dinero.
Vuelve ABC a caer el un mismo error cuando se trata de variaciones porcentuales: si la cantidad B es un tanto por ciento menor que la cantidad A, la cantidad A no es el mismo tanto por ciento mayor que B. Si el sueldo medio de los hombres es 25.137 euros y el de las mujeres de 20.130 euros, entonces el sueldo de las mujeres es un 19,9% menor que el de los hombres (20.130/25.137=0,801); pero el sueldo de los hombres será un 24,9% mayor que el de las mujeres (25.137/20.130=1,249). Luego si se quisiera equiparlos, ese sería el porcentaje que deberían subir los sueldos de las mujeres.
Me acaba de llegar al correo una alerta de trabajo de totalmente absurda publicada en TecnoEmpleo. Para empezar piden analista programador en C/C++, pero luego en la descripción del trabajo, ponen que piden un desarrollador senior con experiencia de al menos 5 años en React JS y metodologías ágiles, y para colmo, el sueldo ofertado es de 30000€-33000€/bruto año, en Madrid y además trabajo Híbrido, sin especificar días de teletrabajo, lo que obliga a vivir en Madrid o alrededores con esa mierda de sueldo. Luego en una sección, indica que el nivel profesional es de Prácticas/Beca, lo que no concuerda con la experiencia de 5 años exigida en otro apartado.
Aquí el pantallazo de la oferta:
Para que luego algunos digáis que en informática los sueldos son la hostia (sobre todo en Madrid) y el que no teletrabaja es porque no quiere.
El Mundo entrevista a Peter Frankopan y resaltan esta frase “La clave es la educación. Hay que concienciar a la gente de que cada año tiramos 930 toneladas de alimentos”. Es evidente que esa cifra es errónea por ridícula y en realidad son 930 millones de toneladas, "sólo" se han equivocado en un factor de un millón. En este caso no se si el error es del propio entrevistado o de la transcripción.
Comencemos por el final. Moraleja: afinque su internacional y millonario negocio en un paraíso fiscal conocido por negar información a las diferentes jurisdicciones donde su empresa opera. Niegue, no, ni siquiera responda a la petición de documentación que un juzgado de esas jurisdicciones le envíe. Podrá levantar el dedo a ese juez, a esa jurisdicción y a ese Estado. Será aclamado por la multitud como un héroe de la libertad.
Hacía tiempo que uno no veía a ese constructo idealista llamado “La Opinión Pública” (las mayúsculas no son casuales) presentarse tan unido en su respuesta a esos asuntos que el orden espontáneo nos pone en la prensa. Que coincidan partidos tan acostumbrados a definirse como Samael o Caifás según quién de estos diga del otro es nota de ello. De las barrabasadas, afirmaciones sin una mínima proyección de fondo o responsabilidad estamos ya acostumbrados por parte de la prensa, de los políticos y de todo perro pichichi. Incluso de los jueces. Por suerte de la costumbre se hace llaga, que luego es callo. Pero tema usted cuando todos van a una.
Que sí, que uno está de acuerdo en que la medida pecaba de un mínimo cálculo de consecuencias. Que era desproporcionada. Que clientes inocentes pagaban por pecadores, y pecadores por inocentes. Que ya sabemos que al campo no se le puede poner puertas. Que los denunciantes no son más que otros mangantes, tiene cierto disfrute imaginar inocentemente ser un Robin Hood al piratearles el futbol. Que el juez quiso ser famoso el fin de semana, o que debió pensar que la empresa a cerrar era la mercería de la Pepi.
Leemos hoy que la cosa se ha parado, que el juez, parece ser que un "analfabeto digital", se dió cuenta hoy lunes al volver a la oficina de la que lió el viernes, que le han dado un toque desde arriba, que de la estructura y servicios que tal empresa ofrece dependen otros rentables negocios. Bien entonces.
Sin embargo algo que parece olvidarse en el asunto escama a este que les escribe, amigo ciudadano. Y es que un juzgado, institución del Estado, ha reclamado cierta información a una empresa de telecomunicaciones que opera en territorio nacional, y que esta, curiosamente afincada en unas exóticas islas británicas se ha negado a dar respuesta. Y tan pichi, pues de la documentación requerida, ni mú por el momento. A lo mejor en esta ocasión el silencio está justificado, en otras lo dudo. Como siempre, la vía de los hechos nos muestra el equilibrio de poderes. Y en la balanza nuestra empresa de telecomunicaciones pesa más por el momento.
Alguno me dirá que si las cosas se hubieran hecho bien desde el principio, no hubiéramos llegado a este nuevo ridículo judicial. Y lo mismo tendrá razón. Pero permítanme la pregunta, ¿hubiera esto acabado igual para la mercería de la Pepi, aquella que el analfabeto digital pensaba que estaba cerrando? Ahí está la tragedia del asunto: que a la Pepi, a “Instalaciones Manolo”, a "Gestoría García", a usted y a mí se nos cae el pelo como se nos ocurra no contestar a un juzgado, mientras que a nuestra millonaria multinacional de telecomunicaciones le hace un corte de mangas al juez, que recoge cable. Y Pepi, Manolo, usted y yo aplaudiendo a nuestro nuevo héroe, al ABC preparando artículos en defensa de tal compañía, y Fontdevilla pintando viñetas... Al final va a ser verdad que soy un raro de cojones.
Moraleja, al inicio del artículo.
En un artículo de La Vanguardia sobre educación se incluye un gráfico sobre la evolución del número de alumnos en Cataluña que es muy peculiar. Al margen del habitual truncado del eje vertical, vemos que no se respeta la proporcionalidad en las diferencias: de 1.549.201 a 1.551.699 hay mucha menos diferencia que de 1.551.699 a 1.593.738, pero en el gráfico es al revés; por no hablar que 1.593.738 está más cerca de 1.619.401 que de 1.551.699, pero en el gráfico se aprecia también al revés por bastante. En la versión web del artículo si se incluye un gráfico correcto y sin truncado del eje vertical.
La falsa precisión ocurre cuando se expresan datos numéricos con una precisión con la que es imposible que se puedan expresar. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en este artículo de El Español sobre las transferencias de voto ha habido en los resultados de los diferentes partidos en las elecciones europeas respecto a las generales del año pasado. Decir que de los 5.963.074 votos del PP, exactamente 186.263 votos provenían de votantes del PSOE en 2023 es un ejercicio de demoscopia ficción, porque es imposible conocer con esa precisión a los votantes cuando el voto es anónimo, lo que impide cruzar los datos de las dos elecciones. La tabla que adjuntan es en realidad el resultado de aplicar los datos de los sondeos previos a las elecciones a los resultados reales de estas, pero es evidente que eso nunca puede dar lugar a cifras con ese nivel de precisión.
Vivimos en una era materialista, de consumismo excesivo.
–No puede ser, hay que consumir para que el sistema se mantenga. La economía se retroalimenta.
¿Y cómo sabes que eso es cierto?
–Porque es así. ¿Por qué nos iban a engañar?
Para vender más.
Alguien escribe por redes sociales:
—Tenemos que hablar de un realidad: sobre esos profesores de antes que golpeban a sus alumnos con collejas o la regla. Yo sufrí esto con Don Elario. Me golpeaba en cada clase, sobre todo por tartamudear. Lo que provocaba ese tartamudeo era él.
Hoy en día me siento inseguro a la hora de aprender con alguien. Me da la sensación de que se va a enfadar y me va a levantar la mano.
No estoy a gusto leyendo libros de aprendizaje. Siento una prensión en el pecho. Odio a ese tipo de profesores que camparon y campan a sus anchas. No me siento bien recordando aquello, mi constante inseguridad es por culpa de ese profesor. Mis padres nunca lo entendieron. ¿Por qué me pasa a mí a pesar de haber hecho lo que se supone que es correcto? Yo soy bueno.
¿Qué pensáis sobre mi caso?
Otro alguien responde:
—Es importante que se de visibilidad a este tipo de problemas. Pero el tono de tu texto delata autocompasión . Parece que esperes una palmadita y que te arropen antes que hablar de la injusticia que recibías.
Cuanto antes lo sepas mejor: no eres especial.
Y nunca lo serás. Deja de buscar la atención y retroalimentarte.
Todo el mundo debería decirselo cada mañana: no eres especial. La vida iría mejor.
Me ha llegado una reciente oferta de venta de un apartamento de 56metros2, con cocina, baño, salon y 1 dormitorio en Falun (Suecia) a 2h 40 minutos de Estocolmo por el modico precio de 1 195 000 kr, (unos 105.290,66€). El anuncio en cuestión es este (que probablemente estará deshabilitado cuando se venda el apartamento): www.skandiamaklarna.se/hitta-hem/bostadsratt/falun/lustigknopp/1086300
Acerca de la vivienda:
Número de habitaciones: 2 de las cuales 1 dormitorio; Superficie habitable: 56,5 metros cuadrados; Información de la zona: según la Asociación de Derechos de Vivienda; Plano de planta: 3 de 3; Apartamento: número 38 (1203); Otros espacios alquilados; Almacenamiento en ático y sótano; Amplio espacio de almacenaje en el ático y en el sótano con toma de corriente; Habitación de invitados: Disponible para alquiler. Disponible en el sótano de Linnévägen 24. Cuesta 150 SEK/noche; Sauna: Disponible en el sótano de Linnévägen 24. Gimnasio/entrenamiento: Las salas de formación están disponibles en el sótano de Linnévägen 26. Lavadero: El lavadero y el tendedero compartidos se encuentran en el sótano de Linnévägen 26. Sala de bicicletas; Sala de pasatiempos;
Municipio de Falun; Tipo Vivienda: derecha; Forma de concesión: Propiedad residencial.
Descripción ecónomica:
Precio 1.195.000 SEK (oferta más alta); Cuota mensual 3.527 SEK; Incluido en la cuota mensual: La cuota mensual incluye calefacción, agua, TV por cable, internet y TV; Comentar cuota mensual: Menaje, agua, calefacción, TV por cable y banda ancha; El uso de cajas de carga para coches eléctricos se cobra a tanto alzado. No se prevén cambios futuros en las tarifas. Acordado con la junta 2024-07-17. Número de acciones Participación en la asociación: Falta la información en el registro de la asociación. Proporción de apuesta: 2,1139; Parte de la cuota anual: Falta la información en el registro de la asociación; Endeudamiento neto indirecto 70.973 SEK; Tarifa de transferencia 1433, pagada por el comprador. Comisión de depósito 573; Prometido No.
Y algunas fotos:
¿Caro, barato o normal? Como decía una conocida presentadora, estos son los datos, suyas son las conclusiones...
Hay inteligencias artificiales para todo actualmente, pero destaca una que ya se empieza a ver en Instagram y en anuncios de redes sociales.
Gurús de lo que sea intentando convencerte por redes de que uses su IA para asesorarte. Pretenden convencerte de que sus compras con inteligencia artificial te van a decir lo que quieres mejor que tu mismo.
Vemos ya algunas inteligencias de influencers con bastantes seguidores, que te dice que para comprarte una casa su asesoría con IA te va a decir lo que mejor te conviene. Un "tiburón" de los negocios te va a dar a ti que no eres nadie lo mejor para que ganes dinero.
Ya hemos visto que algunos portales inmobiliarios cogen los datos de los usuarios y les ofrecen ventas por encima de precio de mercado, hay bastantes casos, cogen el nivel de renta, un piso y le presentan un precio superior al del vendedor ya que su nivel de ingresos se lo puede permitir.
La estafa de la asesoría con inteligencia artificial consiste en eso, en que te toman tus datos y te dicen que te van a ofrecer lo mejor, cuando realmente lo que te van a ofrecer es lo peor.
Si te ofrecieran los mejores descuentos o los mejores precios ¿Dónde estaría la ganancia? ¿En cobrarte unos pocos euros por una IA? No, la ganancia está en que sabiendo tu nivel de renta, de ingresos pueden coger casas y ofrecertelas con un precio superior, haciendo ellos de intermediarios.
Si el cliente acepta, entonces van y presentan una oferta por la casa al vendedor al precio que ofrece. Y al comprador se la venden por un precio superior al marcado en base al analisis de sus datos con IA. Miles de euros por hacer de intermediarios y probablemente en automático, que se encargue una IA de llevar todo esto, pero a ti te venden que es una asesoría que te va a ofrecer lo mejor.
Te venden que la IA es para ayudarte a ti pero es para forrarse ellos.
menéame