En el discurso sobre las herencias es frecuente escuchar la sentencia "Me he deslomado cincuenta años para que mis hijos tengan una vida mejor que la mía; yo me lo he ganado y tienen derecho a disfrutarlo ellos". Pero este argumento es una falacia, porque, además de triste, no sería necesario en una sociedad justa e igualitaria, ya que en ella, nadie tendría que tener una vida "de mala calidad". Si el trabajo digno, la vivienda, la salud, la educación, los bienes básicos (comida, luz, agua, calefacción) y la …