Según los miembros de los cárteles, la experimentación consiste en combinar la droga con una amplia gama de aditivos, como sedantes para animales y otros anestésicos peligrosos. Para probar sus resultados, los delincuentes que fabrican el fentanilo para los cárteles, a menudo llamados cocineros, dicen que inyectan sus mezclas experimentales en sujetos humanos, así como en conejos y pollos. Si los conejos sobreviven más de 90 segundos, la droga se considera demasiado débil para ser vendida a los estadounidenses, según seis cocineros.