Sin duda cale la educación moral recae en las familias, pero no todos los padres tienen la capacidad de enseñar a controlar las emociones en un sentido o en otro. Muchas veces los mismos padres carecen de esas armas. Controlar la ira. Resolver conflictos. Enfrentarse a un fracaso. Son cosas a las que muchos adultos ni siquiera sabemos enfrentarnos. Qué bueno sería que nuestros hijos supieran detectar sus propias emociones y manejarlas en cada situación. Creo que serían seres muchos más felices. Al menos más tranquilos
Nuestros hijos y la sociedad en general somos merecedores de que se produzca ya un cambio en la educación. Pasan los años y las décadas y seguimos igual, cuando hemos avanzado tantísimo en otros ámbitos
Estas noticias son las que crean un sentimiento de impotencia cada vez más interiorizado. Y la idea de que en este país nunca nada cambiará ni se castiga a los grandes chorizos. Una pena. Qué impotencia