#45 Casos concretos de empresas a las que les ha ido bien/mal siempre se pueden encontrar, pero no dan una idea de la situación global. El panorama es desolador, no económicamente, porque como poco el dinero del turismo seguirá inundando periódicamente (algunas zonas, al menos), sino moralmente.
Yo no creo que haya un problema con la política, los empresarios o los trabajadores. Al fin y al cabo todos somos la misma persona con diferente sombrero. El empresario que intenta engañar al empleado negándole el finiquito, el concejal de urbanismo que permite que se construya con más altura de lo legal por no meterse en problemas. El taxista que declara menos de lo que gana. No hay duda de que estamos bien representados y la sociedad es un fiel reflejo de nuestra cobardía.
Echar la culpa a la legislación laboral, al fraude a la SS, a los trabajos precarios... no es más que desviar la atención de la sequía moral que guía nuestras decisiones. El trabajo no llueve del cielo, se genera para producir servicios o bienes. Cada vez que, tú, consumidor, has elegido un producto de ínfima calidad en un bazar chino has puesto un clavo más en el ataud de la industria. Cada vez que, tú, gestor, has caído una vez más en la red de palabras vacías del comercial de una consultora global en lugar de dar una oportunidad a los jóvenes emprendedores locales que te ofrecen ideas y esfuerzo por menos, has hecho el agujero más profundo.
#25 Solo la falta de espíritu explica que la gente permita que se construyan y aceptan vivir en lugares tan decadentes como los "PAU" que describes. Éso y la desgana, la cobardía o la codicia de los urbanistas municipales.
Cada vez que vuelvo a España observo, con horror, cómo el servicio ferroviario es cada vez peor. Por algún oscuro motivo han decidido que en tren se parezca cada vez más a un avión:
* construyendo estaciones en medio de la nada (Segovia, Burgos)
* haciendo pasar maletas y abrigos por un control de seguridad absurdo
* en mi última experiencia, en Madrid-Chamartín, se negaron a venderme el billete de un tren que salía en 7 minutos porque "la venta cierra 10 minutos antes".
Quiero pensar que hay un plan maestro detrás de todo este sinsentido, pero creo, a mi pesar, que lo que hay es una estructura fuertemente jerárquica en Adif-Renfe en la que la gente de arriba no es ni la más brillante ni la más viajada, y la gente de abajo no se atreve a levantar la voz.
Yo no creo que haya un problema con la política, los empresarios o los trabajadores. Al fin y al cabo todos somos la misma persona con diferente sombrero. El empresario que intenta engañar al empleado negándole el finiquito, el concejal de urbanismo que permite que se construya con más altura de lo legal por no meterse en problemas. El taxista que declara menos de lo que gana. No hay duda de que estamos bien representados y la sociedad es un fiel reflejo de nuestra cobardía.