#45 En primer lugar, te doy las gracias por el tono de tu mensaje. Que se vea se puede discutir esto sin faltar. Así si que da gusto discutir.
Primero, el canon digital lo pusieron, vale pero ya existía un "canon" por las cintas casette y los VHS y nadie se quejó nunca. También por si alguien copiaba. El gran problema no es el cobro de ese canon (que te da legitimidad para copiar, ya que ya has pagado la "compensación" incluída) si no que la gestión de este se encuentre en manos de una entidad privada que distribuye primero entre ls intermediarios que entre los autores, artífices del producto.
Luego, creo que hay que hacer una diferenciación entre "compartir la información libremente" y compartir cualquier cosa. Es muy bonito hablar de que hay que compartir la cultura, pero seamos francos: lo que más se "comparte" son las pelis blockbuster de turno y los capitulos de las series de moda. No estamos hablando precisamente de las obras completas de Shakespeare. Pero lo cierto es que aunque considerasemos los episodios de "Lost" como 'cultura', estos pertenecen a unos autores que son los que tienen el verdadero derecho a decidir si su producto se comparte gratuitamente o hay que pagar por él. Nadie quiere trabajar gratis, y no hablamos del tan manido recurso de que las descargas frena la avaricia del medio: hacer una película o una serie cuesta mucho, mucho dinero. Si no ven beneficios, no se continúa haciendo; es así de simple. Si el autor quiere que su producto sea gratuito, ahí tiene licencias Creative Commons para ello, si no, lo lógico sería pagar por su trabajo. Y hay formas de hacerlo compartiendolo por internet: Spotify o plataformas como Filmotech, Filmin, Voddler, The Auteurs... son el método que debería reconciliar a usuarios (que disponen de un amplio catálogo a un precio ridículo o directamente gratis pero con anuncios) y a los autores, que pueden elegir las condiciones con las que su obra se ve por internet. Ese debería ser el modelo a seguir clarísimamente. Lo que pasa es, como siempre que hay dos bandos enfrentados (internautas e intermediarios de los autores, que no los propios autores), hay gente en cada bando que no quiere dar su brazo a torcer y eso debería ser el diálogo que fomentase el Ministerio.
Y bueno, aunque es cierto y estoy seguro de que el mayor beneficio no se lo están llevando quienes en realidad lo merecen (los autores) lo cierto es que los creadores (musicos, directores, guionistas) son también "obreros", trabajadores, y eso se suele olvidar con una facilidad pasmosa, como creyendo que viven en el lujo sin dar palo al agua.