#8 El problema está en dónde pones el límite de la explotación, sea laboral o sexual. Que cualquiera ser humano tenga derecho a proteger y dignificar su vida sexual parece un buen límite.
Sobre todo, porque eso permite que tengamos relaciones sexuales libres, sanas y consentidas, en vez de convertirlo en una explotación sexual en la cual haya que echar cuentas de si sale mejor económicamente explotar sexualmente a tu pareja o pagar por una hora de explotación sexual.
Luego, que el trabajo no se ejerza libremente no significa que haya que, por poner un ejemplo extremo, poner a niños a trabajar por dinero. Ni tampoco hay que dar garantías ni cobertura normativa a los que decidan vender sus órganos.
¿Por qué sí entonces hay que regular y facilitar la explotación sexual?
En todo caso, si como reconoces, la explotación laboral es algo que se hace por necesidad, habrá que dignificarla cada vez más, no lo contrario.